Mi colección preferida de pequeñas aplicaciones portables y freeware para Windows se llamó algún tiempo ‘Bonsái’. Se trataba de delicados ‘objetos’ cuidados de pequeño tamaño, transportables y que podían seguir ‘viviendo’ dentro de su carpeta, en otros lugares, sin tener que echar raices ni instalarse para seguir ofreciendo su función y su disfrute.