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Tres infiernos y un Jinete del Apocalipsis

Hay 3 infiernos en la ‘nueva religión‘ laica imperante: 1. El Cambio Climático, 2. La Gran Pandemia y 3. El perverso Mercado Libre, junto con un nuevo y único Padre de todos los Jinetes del Apocalipsis, que es la amenaza de la Guerra Nuclear Global

La ‘fabricación’ o pujanza del infierno

Es un hecho comprobable, símplemente haciendo una búsqueda del término ‘infierno‘ en los textos de los libros sagrados de las distintas religiones, que se ha producido una radicalización en el pensamiento religioso, ya que sus respectivos textos fundacionales dan un resultado de frecuencias de aparición crecientes de la palabra infierno a medida que las fechas de sus primeras ediciones se van aproximando a nuestro siglo. Así el único texto sagrado en que no aparece ninguna vez (o sea 0 veces) la palabra infierno es el Tao Te King (si consideramos religión al Taoísmo). Si seguimos nuestra búsqueda en los demás libros de las otras religiones, hay más infierno conforme va pasando el tiempo acercándose hasta hoy en día. Así este fenómeno ha llegado a un punto crítico en la nueva religión laica en la escena, en la que en lugar de tener UN sólo infierno, hay TRES, como veremos luego.

El infierno es el lugar o el estado para castigar a los infieles, por sus pecados. Tenemos que partir de la base de que los no iniciados en una religión, pueden tener un ‘pecado original‘, por el simple hecho de existir y aún no haberse convertido en fieles. Si bien tener un pecado original no significa automáticamente estar condenado al infierno, su estado no es el deseable. Las religiones juegan con la culpa, para obligar a sus fieles a cumplir con condiciones o incluso ritos característicos del grupo. La culpa viene acompañada del castigo de la amenaza de la expulsión del grupo de los creyentes y la condena a no entrar en el paraíso prometido.

La cuestión del paraíso no es imprescindible para crear unas condiciones que obliguen a actuar según la doctrina de la religión. Sería en todo caso la parte del premio (de la ‘zanahoria’) combinada con el castigo (el ‘palo’) de la exclusión, pero la parte atractiva de las religiones consiste en el premio demorado del paraíso, junto con el premio inmediato de sentirse miembro del grupo de creyentes. Así que siempre suele haber un paraíso … allá al final y si te portas bien.

La nueva religión

Entremos en detalles sobre esta nueva religión. Se trata de un conjunto de creencias y prácticas derivadas de un relato específico, en este caso de carácter apocalíptico, de muy nueva aparición en escena, al abrigo de la globalización y la ubicuidad y fácil acceso de las tecnologías de comunicación.

El relato se basa en presentar el problema de la creciente población en el mundo junto con los recursos limitados, por causa del comercio desmedido y del consumo de esos recursos (en particular de los combustibles fósiles). Esta visión pesimista del futuro, que recuerda el planteamiento de Malthus, está detrás de la promoción de lo ‘sostenible‘, lo ‘ecológico‘, y de un aumento de la intervención y del ‘proteccionismo‘ económico frente a la expansión del mercado global y del capitalismo en general. Todas esas restricciones son limitaciones de la libertad de productores y consumidores, que ideológicamente suponen una regresión en dirección a las doctrinas marxistas. Por supuesto se plantean con actitud buenista, como limitaciones que se imponen por nuestro bien como ciudadanos. El pequeño detalle es que las limitaciones y restricciones del mercado y las economías planificadas por los Estados, ya probaron durante decenios su incapacidad de producir bienestar económico a la sociedad, allá donde se implantaron. Hasta el régimen comunista de la República Popular China abandonó hace años esos planteamientos económicos para practicar un capitalismo de Estado, lo que ha hecho que hoy China dispute el liderazgo económico mundial de la parte de los productores y del comercio. Ha avanzado bastante la Economía como ciencia empírica de los sistemas caóticos que estudia, al acumular la enorme cantidad de datos de todas las experiencias conocidas, de forma que algunas cosas que se pensaban como soluciones, se han convertido en ejemplos de lo que no hay que hacer de nuevo.

Por otro lado, la excusa de la pandemia es suficiente para hacer que los gobiernos decreten limitar la movilidad de la gente. Se trata de nuevo de una actitud buenista, presuntamente para evitar contagios, pero que en la práctica limita la libertad. Es el camino directo a la nueva Edad Media en la que los que eran mayoritariamente habitantes del campo, no podían abandonar las tierras que trabajaban para beneficio de su señor y eran vendidos junto con estas tierras, convertidos en ‘siervos de la gleva‘, una nueva modalidad de esclavos.

Me repulsa muy principalmente esto de que en lugar de tener un solo infierno, y como veremos luego un sólo pecado original, la nueva religión tiene tres de ambos, tres infiernos y tres pecado originales:

  1. EL INFIERNO DEL CAMBIO CLIMÁTICO (CC): este es el resultado de que seas culpable de que suba la temperatura global de la Tierra, de forma que se licuen los casquetes polares y se inunden las islas del Pacífico, que se derritan los glaciares del centro y norte de Europa y se produzcan masivas y persistentes sequías, grandes tormentas de hielo (?) y nieve (?) y mucho más frecuentes y más potentes tornados en Carolina del Sur. Eres culpable cada vez que pones en marcha tu coche que consume combustible fósil (en lugar de usar el eléctrico con sus contaminantes baterías, alimentadas por la electricidad de centrales de carbón o gas licuado). No tienes ningún derecho a usar medios que produzcan CO2 salvo que pagues la correspondiente tasa a modo de bula o indulgencia. Tampoco puedes decir en público que no crees en el Cambio Climático porque serás linchado y cancelado mediáticamente. El resultado es que NO TIENES LIBERTAD DE PENSAMIENTO NI TAMPOCO LIBERTAD PARA USAR EL VEHÍCULO O LA ENERGÍA QUE TE VENGA EN GANA (a menos que vayas a un congreso sobre el CC en jet privado o pagues una alta indulgencia en forma de mayores impuestos). A pesar de que las elecciones que realizan los particulares entre opciones son más eficientes que las decisiones dirigidas a piñón fijo en base a ideología, con ello se pierde la libertad de elegir lo más eficiente. Tu pecado original es lo que te lleva a ser culpable, aunque aún no hayas hecho nada, por el simple hecho de tener capacidad, aunque no la usaras, de pensar diferente, de pensar por ti mismo.
  2. EL INFIERNO DE LA GRAN PANDEMIA (GP): eres culpable de que se propague la enfermedad, con su censo (indeterminado) de muertes, se resienta el Producto Interior Bruto, baje la previsión de crecimiento de la economía y haga que los planes y presupuestos de los Estados entren en barrena, afectando a los previstos servicios y prestaciones públicas de los gobiernos y a la faceta asistencial de los gobiernos. Eres culpable cada vez que insistes en relacionarte con tu gente e ir a verles por mantener la amistad y por si necesitan alguna cosa, sin usar la mascarilla o tapabocas, ya que relacionarte aumenta al riesgo de contagio (aunque todo el mundo sabe que si el patógeno es un virus el contagio se producirá de forma aleatoria entre las personas que están en la misma estancia, respirando el aire que tu exhalas, lleves careta o no, porque el virus es una partícula muy pequeña que se comporta como el humo). EL RESULTADO ES QUE NO ERES LIBRE DE COMUNICARTE NI DE DESPLAZARTE LIBREMENTE POR DONDE TE PLAZCA (a menos que vayas a una manifestación promovida por los fundamentalistas del uso de la careta, aunque solo sea para que nadie te reproche porque no la llevas). Esta pérdida de comunicación y de movilidad por el territorio hace que te conviertas en un neo-siervo-de-la-gleva atado al domicilio al que estás empadronado. Tu pecado original es lo que te lleva a ser culpable, aunque aún no hayas hecho nada, porque puedes analizar los datos que te dan y descubrir que es muy raro que quieran que todos se queden en casa hasta que alguien decida darte permiso para hacer algo que te pertenece por derecho, aunque no entiendas porqué, y mientras tanto dejas de comunicarte libremente con tu gente.
  3. EL INFIERNO DEL PERVERSO MERCADO LIBRE: eres culpable porque puedes caer en la tentación de ponerte en favor de los intercambios de bienes de consumo producidos por iniciativa privada, sin que el Estado haya decidido su necesidad. O tienes la tentación de esforzarte, conseguir un buen empleo y no depender de las ayudas del Gobierno. O sea, alquien tiene una iniciativa (llamémosle idea) de producir un determinado bien, tu crees que puedes permitirte comprarlo y por algún motivo deseas tenerlo y caes en la tentación de llevártelo a casa, a cambio de un dinero ganado con tu esfuerzo o que te presta el banco o el comercio cuando comprueba que puedes permitírtelo. Eres culpable cada vez que decides entrar en el juego capitalista de vender tus excedentes de horas de trabajo para comprar aquellos bienes que consideras que son tus carencias o tus necesidades, que no hayan sido supervisadas o definidas por el Gobierno. EL RESULTADO ES QUE HAS DE COMPRAR LO QUE TE PERMITA EL GOBIERNO CON SUS RESTRICCIONES O PREFERENTEMENTE CON SUS SUBVENCIONES (a menos que seas lo suficientemente rico para que te de la risa y hagas lo que quieras). Esta pérdida del derecho sobre la propiedad privada es nefasta porque significa perder todo incentivo para el progreso personal o profesional. Tu pecado original es que no te resignas a ser igual sino que deseas ser eficiente y superarte aprovechando todas las opciones la innovación y la mejora de productividad resultante con tu trabajo y no te resignas a vivir subvencionado.

La resistencia

Frente a tres infiernos que alguien se ha inventado y tres pecados originales que te atribuyen, haciéndote culpable incluso antes de hacer nada, se pueden anteponer tres fortalezas del espíritu y no resignarse a una actitud ovejuna. El antídoto es optar por estas tres formas de LIBERTAD:

  1. LIBERTAD DE PENSAMIENTO
  2. LIBERTAD DE COMUNICACIÓN
  3. LIBERTAD DE ELECCIÓN.

Y ahora lo que faltaba: el súper-jinete del Apocalípsis

Me he dejado para el final el super-jinete del Apocalípsis: La amenaza de la Guerra Nuclear Global. Hay una tendencia creciente a incluir en los medios audiovisuales, desde el cine y los telediarios continua y machaconamente, escenas de violencia: guerra, disturbios, mentes perversas buscando hacer daño a sus congéneres. Todo rezumando sangre, dolor, muerte. Con el colofón de la amenaza de la Guerra Nuclear, como último resultado de los crecientes conflictos mundiales. EL RESULTADO ES QUE CADA VEZ NOS ALIMENTAMOS DE MÁS Y MÁS ESCENAS DE VIOLENCIA. Con esta ‘dieta’ nefasta vamos perdiendo progresivamente sensibilidad y asumimos con más facilidad nuevas formas de violencia. Cada violencia tendría que tener el resultado de provocarnos urticaria, malestar, un mínimo de reflejos de defensa a fin de quitarla de nuestras vidas, imposible si nos acostumbramos a su presencia, lo que nos invalida para defendernos a largo plazo, de un progresivo poder coercitivo por parte de quienes puedan usar el poder de forma inadecuada.

Llega un punto que lo que mejor puede hacerse es negarse a participar en estas orgías globales de muerte. También de otras formas de violencia como son los abortos y la eutanasia presentadas como derechos, cuando solo deberían ser salidas desesperadas a una situación insoportable, pero nunca formas cotidianas de vivir, o con más propiedad, de morir. Una forma sencilla de mantenerse al margen de esta nueva clase de Jinete del Apocalisis es rechazar tanto películas en que se muestra violencia gratuitamente como telediarios sanguinolientos:

  1. ELEGIR LIBRARSE DE LA VIOLENCIA CONTINUA EN EL CINE Y EN LOS NOTICIEROS.

Conclusión

El antídoto para no caer en la nueva religión y eludir la influencia del Jinete del Apocalípsis es USAR LA INTELIGENCIA y tomarse LA LIBERTAD DE PENSAR POR UNO MISMO.

En realidad el correcto manejo de las cuestiones planteadas en este post ganan mucho con el conocimiento. En particular ayudan a crearse ideas propias sobre los distintos aspectos de la realidad. Las ciencias físicas (Física y Química, y su ‘esqueleto’ de Matemáticas) permiten saber cómo es el mundo en que nos movemos. La Biología (y sus ‘hijas’, la Botánica y la Zoología) ayudan a conocer cómo funcionan nuestros propios cuerpos y la Economía (con sus maestras la Filosofía y la Estadística) ayudan a conocer con algo más de criiterio la razón y la dinámica de las decisiones en la sociedad y a plantearse las opciones políticas adecuadas para llevarlas a cabo. Para no caer en falsas esperanzas y cantos de sirenas, es bueno tener una biblioteca cerca y usarla de vez en cuando.