Webcams de vigilancia a tu alcance
No salimos de casa sin el móvil. Estamos conectados. Ahora hay que conectar la casa y poder verla y oírla desde el móvil en cualquier sitio.
La popularización de la telefonía móvil ha supuesto un cambio de vida del que apenas estamos explorando las consecuencias. En mi post Internet de las cosas (IoT), decía, hace ya unos meses, que el proceso de conexión de nuestras cosas iba a ser imparable. El más elemental y útil es conectar la propia casa.
¿Pero cómo? La forma más sencilla es con una cámara de vigilancia, también llamada Cámara sobre IP o Webcam de vigilancia, como por ejemplo la mostrada en la imagen, una D-Link network camera DSC-930LB1. Esta cámara, de unos 50 € de 2015, permite visualizar y escuchar lo que ocurre en su área de acción, a distancia, bien mediante un ordenador o bien mediante un teléfono móvil. Para ello basta descargarse la aplicación apropiada, como mydlink Lite del Google Play e instalarla en el móvil.
La cámara trae un programa de configuración en un CD, que hay que ejecutar en el ordenador antes de usarla, para poderla controlar. Trae un cable de red, que se conecta directamente al router, y con ello se puede configurar perfectamente. Yo lo hice con Windows ya que no trae versión para Linux 😦 . Superado este pequeño trauma y haciendo pruebas, se concluye que puedo en efecto ver y oír en el móvil lo que ve y oye la cámara. La cámara luego se coloca y se conecta por via WiFi en cualquier lugar al que llegue la señal del router. Y se puede tomar una instantánea de lo que se está visualizando en cualquier momento, que se puede almacenar en el teléfono.
Pero hay más. Se puede programar que la cámara envíe correos cuando ocurra un evento, como puede ser un cambio de imagen (alguien que pasa por delante de la cámara) o un ruido. Esta programación ya no es tan sencilla, pues se ha de entrar en un menú de configuración más complejo, que no reproduzco aquí. Yo tuve que crearle una cuenta de correo a la cámara para que no coincidiera con el mío, de forma que ahora la cámara me envía sus mensajes con nombre propio.
Luego, desde un menú sencillo para control de las alarmas, se puede elegir si se activa o no la alarma cada vez que la cámara aprecie cambios en la imagen (movimiento) o en el sonido (ruido). Estos controles se han de modificar en modo local. Seguramente para que la cámara sea menos vulnerable a modificaciones inesperadas.
En la secuencia dos de las 6 imágenes que me envía la cámara cuando me quiere alertar: la de antes y la de después del cambio detectado. En este caso, soy yo pasando por delante de su objetivo.
La cámara puede pues usarse como una alarma, en la que el único coste es su compra. De esa forma se saca partido a tener un router con WiFi en casa, cuando no estamos.
Un uso más familiar es para vigilar el sueño de un bebé, sin tener que levantarnos de donde estamos.
Internet de las cosas, avanza sin pausa. Y es mejor que seamos nosotros mismos quienes dirijamos el proceso.