Emulando al tango «Volver» y sus «veinte años no es nada», este título viene a decir que un grupo de ex-alumnos, reunidos 50 años después, pueden reanudar los diálogos donde los dejaron, compartiendo ilusiones y alegrías.

«Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada…»

Este fin de semana ha tenido lugar la reunión de celebración del 50 aniversario de la promoción que estudió el bachiller desde 1963 a 1969 en el Colegio Salesiano de Burriana, en Castellón, entre los que me encontraba. Fuimos más de 30. Algunos ya nunca nos podrán acompañar, pues murieron. Pero es notable el hecho de que nos hayamos juntado tantos y aparentemente en buen estado.

Lo mejor es que no recuerdo haber pasado malos ratos con ninguno, sólo siento la amistad que nos unía entonces y que se ha recuperado de nuevo ahora. Bien es verdad que algunos se han podido seguir viendo, pues compartían lugar de residencia. Otros nos fuimos lejos para poder ganarnos la vida. Ayer estábamos todos en el mismo lugar, en nuestro peculiar «Kilómetro cero» disfrutando de los mismos sentimientos.

Un colegio como el de los Salesianos no fue sólo una institución para aprender las materias del programa del bachillerato. Nos inculcó algo mucho más valioso, llamado disciplina, valoración del esfuerzo y exactitud en el cumplimiento de nuestras obligaciones. Esos valores fueron determinantes en las respectivas carreras profesionales de los allí presentes. Volver a una misa juntos, cuando el mismo sacerdote ya sabía que muchos dejaron incluso de ser creyentes hace mucho tiempo, significaba que aún compartimos esos antiguos valores y nos identificamos con ellos.

Y luego, durante la reunión para los ‘discursos’; la visita al colegio como es hoy, con sus patios, sus aulas y sus escaleras y pasillos; la comida y la sobremesa; surgieron de nuevo las conversaciones interrumpidas hace tiempo. Muchos ya están jubilados, otros tienen nietos, sin embargo brilla aún el ingenio que estaba detrás de las hazañas de hace medio siglo. Ahora muchos ya pueden dar consejos y enseñar cómo han resuelto sus problemas.

Ahora tenemos algo más importante que aprobar que el curso. Se trata de aprobar la vida.