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CONDUCTA.- P2C6-2- Productor Y Consumidor

Fortaleza del productor, debilidad del consumidor (y otros medios además del consumo para crear debilidad)

El consumidor compulsivo desde el momento que necesita constantemente consumir, comprar, y siente placer en ello es una persona débil. Una persona fuerte en el sentido que se le da aquí, puede ser manipulada por la publicidad para convertirse en dependiente del objeto o consumible sujeto a la promoción, haciendo que los consumibles sean más apetecibles, hasta que el consumidor llega a tener una necesidad de ellos.

En una primera etapa se suelen ofrecer bienes o servicios como solo accesibles a una ‘élite’ de la sociedad que puede pagarlos. El propio precio alto actúa de aliciente, hasta el momento de las promociones o las rebajas en que empieza a ser asequible para otras capas de la sociedad y junto con la dificultad anterior para su consecución, los hacen más deseables por estas.

Como para vivir hay que consumir, y para consumir hay que comprar, al acto de comprar (cada vez más necesario por medio de la publicidad) se le ha acabado asociando una parte de la satisfacción implícita a la circunstancia de estar vivo, por lo que cada vez se necesita más del acto de comprar (esto es: cambiar, pero recibir al fin y al cabo) objetos externos a y convierte así a los consumidores en personas débiles, personas que dependen del que vende y de lo que dice sobre sus productos por medio de la publicidad, y de si baja o no sus precios.

Por tanto, además del propio consumo, la información sobre las ventajas de consumir un determinado bien o servicio y la abstracta información sobre su precio actual, actúan como creadores de dependencia.

El antídoto más natural que emplean las personas menos dependientes es recuperar en cierta medida el trueque como relación comercial y humana básica. Suelen tener en mente que también el consumidor de un momento es productor en otro momento. Por eso una persona independiente aspira al trabajo: para ganarse con lo que da todo lo que recibe de la sociedad.

La responsabilidad más grande que tienen los dirigentes de la sociedad con los ciudadanos es crear las condiciones en que todos puedan producir, porque entonces son fuertes, al ser la antítesis del consumidor, que por definición es débil.

Y ampliado a otros ámbitos aunque de hecho se ejerza, nadie tiene ningún derecho natural, o propiedad de ser un líder absoluto de los demás, ni político (dictador), ni intelectual (ideólogo, sectario o censor) ni económico (monopolio); a lo más un líder momentáneo o de conveniencia y mucho mejor que el liderazgo para las personas independientes suele estar el consenso, la polémica para darse a si mismos las leyes y las normas básicas de la sociedad.

Es muy difícil que la acción de una persona aislada cuente mucho en una sociedad tan estructurada como la nuestra, pero junto con el invento del trabajo en grupo, la democracia contribuye a compartir el liderazgo, las experiencias y las ideas, incluso oponiéndose al líder existente. Por ello son las mejores recetas para evitar ser dependiente y seguir actuando como persona incluso en un ambiente muy favorable a la instauración de dependencias de todo tipo.

Para terminar esta parte consideremos la siguiente paradoja: la persona débil es una persona egoísta; la persona que mantiene una situación de prestigio que le beneficia es una persona egoísta: Ambas siguen predominantemente la moral individual, es decir la misma moral.

EL PRODUCTOR NETO O CREADOR ES FUERTE. EL CONSUMIDOR O SEGUIDOR ES DEBIL.

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