Imagen-Paradoja
Si somos la imagen de una forma (obsérvese que lo que digo implícitamente es que una fórmula describe una imagen, que esa forma nos distingue de otros como seres vivos que tenemos una imagen), que esa imagen nuestra contiene y alberga una imagen del mundo. ¿Tenemos el mundo metido en nuestra conciencia? ¿somos contenedores de una forma que a su vez nos contiene? ¿somos un holograma del mundo?
Está claro que el mundo está reflejado en millones de miradas y de sonidos, y de sentidos de los seres vivos que existen. El mundo se refleja en millones de imágenes de si mismo. Estamos hechos de la materia del mundo. Somos capaces de reconstruir su esencia que es su imagen en nuestro interior.
¿Tendrá razón el Tao Te King cuando se pregunta ¿como lo se? y se responde ¡Porque está en mi interior!
Si todo lo anterior tiene sentido, la única pregunta sin resolver o incógnita de esta ecuación es ¿en qué condiciones el entorno genera esa ‘burbuja’ de si mismo que es un ser vivo?
Nosotros contenemos la imagen del mundo, pero no podemos crearlo. Esa es la paradoja: el mundo que nos ha creado, está en nuestro interior.