Nacionalismos
Hay varias palabras cuya definición es ambigua, que depende del autor, que a veces se emplean como sinónimos, y no lo son: Nación, País, Patria, Estado. Conviene tener las ideas claras para ver que significan en términos de nacionalismo.
Nación: Hace referencia a aquellos en que se cumple el hecho de haber nacido en un determinado lugar. En épocas en que la movilidad es poca puede confundirse con el territorio. Para un grupo humano nómada, sería más bien un concepto inútil. Para los habitantes de un país es casi sinónimo. Yo creo que está íntimamente ligado al término inglés ‘neighbourhood’ (vecindario), que opino que debe derivar de ‘next-born-hood’ (lugar de los nacidos cerca). España es una nación.
Patria: Se refiere a personas con un vínculo familiar remoto o no, que por tanto son consanguíneos. Sabido es que los vínculos familiares son de los más intensos. Evocan una relación de obligaciones de sus miembros para con la defensa del grupo. En una nación pueden haber varias patrias, motivadas por la existencia de diversas etnias. También varias etnias pueden sentir como patria una nación. En ese caso le dan un significado territorial. El concepto de patria es un concepto tribal. Es cuestión de un conjunto de apellidos que son comunes. Más primitivo que las modernas organizaciones de los estados, sería, visto objetivamente, algo semejante a las mafias o tribus, en las que el apellido es una razón suficiente. En España hay varias patrias, pues subsisten distintos sentimientos de tribu. Quizá históricamente ha habido un periodo en que en España había una patria, aunque creo que no tiene pinta de eso.
País: Es un concepto territorial. Puede haber un país hipotético en el que no viva nadie. Ni siquiera sirve de argumento para las ilusiones expansionistas de algunos, porque los países no tienen alma. Son sus ciudadanos los que les dan vida. En un país puede haber varias naciones, si bien lo normal es que haya una sola, aunque pueden coexistir varias patrias. España es un país. Es absurdo pensar que hay países más pequeños en un país dado, salvo que sea para argumentar algún razonamiento demagógico. Siguiendo las subdivisiones, podríamos llegar a cada pueblo, que al fin y al cabo es un territorio.
Estado: Es una superestructura de gobierno de una nación. Los estados suelen ser territoriales. Dentro de un estado pueden haber varias naciones y varias patrias, incluso al revés puede haber una nación que tenga varios estados. España tiene para su gobierno el Estado Español, que asombrosamente se ha dividido en mini-estados llamados Comunidades Autónomas.
Yo he nacido en Burriana, he vivido allí 14 años. Luego 3 en Alcalá de Henares, 5 en Valencia, 7 en Nules, medio en Mallorca, 15 en Burgos y de nuevo 15 en Alcalá de Henares.
¿Cual es mi nación? Será aquella a la que pertenezca Burriana. Pero es pura casualidad. Podrían ‘haberme nacido’ en Sabadell o en Pontevedra. O en Newcastle, o en Dacca. No se puede construir una personalidad sobre la base de haber ‘sido nacido’ en un sitio. No tiene ningún mérito haber ‘sido nacido’ en un lugar y no en otro. Y no debería ser motivo de tener ningún privilegio.
¿Cual es mi patria? La más afín es la formada por personas de raza caucásica ¿? de tradición cristiana ¿? Alguien que me conozca diría que soy más bien de raza mezclada y en cuanto a lo de cristiano, como dice un amigo mío, lo de poner la mejilla era solo la primera vez. Si hubiera nacido en USA sería cualquier cosa.
¿Cual es mi país? Ahí tengo dos dudas: los territorios distintos en los que he vivido, que indican claramente que no tengo un único ‘país’. y por otro lado está la cosa de que ¿porqué no decir que mi país es Europa?, que además de ser más grande es también verdad. O ¿acaso no soy europeo? Un país puede ser tan grande o tan pequeño como yo quiera, pues se trata de una definición arbitraria y convencional. Si soy de Europa. Pero ¿porqué no ser ‘del mundo’?
Y ¿cual es mi Estado? Aquí no tengo dudas: quien me cobra impuestos es el Estado Español. Casi es lo único que tengo claro. Pero si nos fijamos ha de haber algún Estado en todas partes, para manejar los asuntos públicos. Entonces, ¿qué más me da cual sea el mío?
Hay otro argumento de peso en contra de los nacionalismos: Durante el siglo pasado causaron muchos, muchos millones de muertos y un gran dolor a demasiada gente. Las tribus alemanas, italianas y japonesas creyeron que tenían derecho para atacar y anexionarse para su patria, países y naciones por las bravas, como ocurría en la época de los germanos, los hunos y los godos contra los romanos. Yo no quiero eso. Tampoco quiero lo de «els paisos catalans» en los que se nombra a Valencia como «País Valenciá» para desnaturalizarlo. Se empieza con la Diada diciendo «somos una nación» (cosa que ya he dicho que no tiene ningún mérito), o tirando piedras en Belgrado a los coches matriculados en Zagreb y podemos terminar muy, muy mal. Para empezar haciendo que parte de los que han sido capaces de levantar un territorio o parte de un país, estén marginados en su propia nación. Como los emigrantes que no hablan la lengua del lugar pero han dado su vida por hacer que progrese.
No estoy en favor de los nacionalismos. De ninguno. Creo que ha quedado claro porqué.
«Las identidades sólo son homogéneas en la comunidades inventadas. En las reales existe una saludable diversidad, mal que les pese a algunos»
Juan Pablo Fusi
Jojojojojojojo… Muy, pero que muy bueno.
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Excelente artículo. Mi más sincera enhorabuena.