Confinamiento
Seguramente el virus actúa sin ningún propósito. Nunca sabremos si el conjunto de todos ellos, como ocurre con un enjambre, se comporta como un único, o unos pocos seres, de la misma forma que nuestras células forman un único ser. Tiene poder, desde luego, pues ha conseguido confinarnos.
Reconozco que esta es una reflexión rara. Asumimos que un sistema nervioso central es necesario para ‘pensar’. Pero las abejas que viven en una colmena, siendo seres distinguibles, viven de forma tan precisa su papel en el enjambre que se diría que no tienen ‘vida propia’. Tan es así que es sabido que no hay que dar un golpe ni hacer nada irritante para el panal, pues todas salen a defenderse como un solo individuo: identifican al agresor y le atacan coordinadamente. Tampoco una esponja tiene sistema nervioso central y se maneja perfectamente.
Sumemos al cuadro de las colonias de animales que viven en enjambres, la microbiota intestinal de cualquier humano (y en general de cualquier animal) y toda la micro-fauna que habita regularmente en nuestras otras cavidades corporales y en la piel. En realidad somos una colonia andante de innumerables seres de distinta procedencia, que ni siquiera comparten nuestro ADN, unos beneficiosos (¿para quien?) y otros perjudiciales (ídem). Incluso influyen en nuestro pensamiento, según algunos estudios. Que esté la microbiota sana es esencial para nuestra propia salud.

Caminito del súper del barrio: muchedumbre haciendo colas horarias (sentido de giro horario y de anticiclón, en el hemisferio norte) que rodean la manzana, antes de entrar.
No puedo saber si el virus es inteligente y, como no tiene cerebro, usa el de sus anfitriones humanos para anticiparse a sus reacciones. Lo que es cierto es que nosotros si que nos creemos muy listos, porque jugamos a anticiparnos ¿? a sus ataques, confinándonos… Y teniendo que hacer colas inmensas para simplemente comprar lo que necesitamos en el súper.
Esto empieza a parecerse a una película del fin del mundo. «El apocalipsis zombi» diría un amigo mío, que me reprocha no haber confeccionado un plan para tal amenaza, que en realidad (la realidad siempre supera a la ficción) es la que nos está poniendo a prueba.

Todo es irreal
Todo es irreal. Solo falta en el paisaje una enorme pantalla con una cara oriental, sonriente, intentando convencernos de la maravillosa vida en las «colonias del mundo exterior«.
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