La evolución como defensa

Una vez deducido que el comportamiento humano es, efectivamente, egoísta, defensivo, se ve claro como toda la complejidad de los organismos animales hasta el hombre supone un perfeccionamiento de las técnicas (automáticas) de defensa del metabolismo similar al perfeccionamiento que supone en una sociedad la división del trabajo.

Empleando el conocido modelo dialéctico de estructura, en el ser humano, la infraestructura formada por el sistema en equilibrio con su organización crea una superestructura formada fundamentalmente por INFORMACIÓN DE SI MISMO Y DEL MUNDO (acumulada en forma de modelos) que podemos llamar creencias cuando son fijas, de manera que nuestras verdades son meramente creencias y que podemos llamar actitudes cuando dependen de la última información recibida sobre el estado del ambiente.

Siguiendo con el esquema, la superestructura (en cualquier sistema en equilibrio) creada por la infraestructura, defiende a esta última puesto que está creada para ello: para servir de guía a los actos automáticos defensivos y para imaginar y programar nuevos actos defensivos. Por lo tanto las creencias son una sutilización de nuestros mecanismos defensivos. La demostración más evidente es que en todas las épocas y circunstancias ha habido siempre gente de pelear hasta morir precisamente por defender sus creencias. Y también ha habido siempre alguien que se ha aprovechado muy hábilmente de ello.

Y así, todo lo que imaginamos, pensamos o hacemos, incluso todos los actos y episodios que constituyen la evolución hasta nosotros o la posible evolución futura, todo, tiene una carácter de acto defensivo.

Pero, reflexionando un poco, si Dios nos hizo así debe ser porque quería que conserváramos lo que sabemos, por algún motivo que aún resulta difícil de interpretar, y que nos corresponde encontrar.

LA EVOLUCION ES TAMBIEN UN ACTO DEFENSIVO.

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