La estadística es la base de toda ciencia válida, pues se basa en hechos experimentales y medibles. Los cuenta, los clasifica, los ordena, averigua la relación entre ellos, confirma o descarta hipótesis, contribuyendo a crear modelos válidos y fiables de nuestro mundo.

Es la herramienta ideal para hacer predicciones en fenómenos caóticos como los meteorológicos o los económicos. Puede aventurar como evolucionará una sociedad en su conjunto. Pero también en química permite determinar la proporción de un determinado producto fruto de una reacción compleja. Se emplea en medicina para saber la efectividad de un tratamiento o cuanto tiempo le queda a un enfermo terminal y en física si es probable encontrar un electron en un punto de una estructura molecular.

Pues bien, incluso esta herramienta maravillosa la emplean los políticos para convencer al pueblo de sus promesas, halagándole con aquellas promesas que con más probabilidad darán más votos, basándose en las encuestas.