Hartazgo de campaña
Publicado en http://www.castelloninformacion.com el 12 de mayo de 2014
Habréis oído que:
“La palabra inteligencia proviene del latín intellegere, término compuesto de inter ‘entre’ y legere ‘leer, escoger’, por lo que, etimológicamente, inteligente es quien sabe escoger algo. La inteligencia permite elegir las mejores opciones para resolver una cuestión” (Wikipedia)
Y yo os digo que:
-Indudablemente la capacidad de elegir, incluso si se trata de elegir los que van a ocupar puestos relevantes en nuestra sociedad, es un signo de inteligencia. De hecho, poder elegir nuestros gobernantes y los que elaboran las leyes significa que hemos sido capaces de resolver de forma racional, en ausencia de violencia, el problema que se plantea a cualquier sociedad animal para la sucesión de sus líderes.
-Así, a pesar de los muchos males que la acechan, la democracia es un mecanismo inteligente de gobierno y decisión. Inteligencia que viene asociada a la ausencia de tensión, pues la tensión excesiva suele impedir la toma de decisiones racionales.
Y ahora, analizando lo que ocurre en las campañas electorales, nos encontramos con lo siguiente:
-Para empezar estamos en campaña permanente. Nunca se deja de estar en campaña. Todas las declaraciones de los políticos apelan a la bondad de sus decisiones y a la maldad o inutilidad de sus adversarios. El día siguiente de las elecciones ya se empieza la siguiente campaña.
-Las campañas son una continua fuente de tensión. Se manifiesta en los mítines a los que los candidatos convocan a la asistencia masiva de sus ‘militantes’ (¿se aprecia la vocación belicista?), para convertirlos en una muestra de fuerza.
-Los mensajes que se transmiten no lo hacen en un lenguaje ‘normal’, sino en un tono subido, parecido al de la crónica radiofónica de deportes, simplificando los contenidos. Igual que en los anuncios de productos bancarios. En forma de estereotipos con sujetos como ‘la derecha’ o ‘la izquierda’ que son figuras obsoletas, que provienen de la ‘Asamblea Nacional Francesa’ en su época revolucionaria. Máxime cuando en el fondo las acciones de gobierno de unos y otros partidos se parecen bastante en lo que respecta a las cuestiones de política económica, marcada por organismos supranacionales, como el FMI, el BCE o La Comisión, medidas que son las que de verdad influyen en la vida de las personas.
-Para colmo, las campañas son un cúmulo de promesas voluntaristas que luego no se cumplen. Los candidatos suelen hacer como los malos comerciales, que necesitan hablar mucho para vender el producto.
No me extraña que la gente se canse de esto, y se contagie del hartazgo. Yo echo en falta campañas limitadas a lo que marca la ley electoral, autocrítica, información no sesgada, debate sin acaloramiento y apelar a la inteligencia de los votantes. Me temo que eso ocurre en Utopía.