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Tarragona Imperial para viajeros en tren

Algo tendría Tarragona cuando fue capital de una de las dos provincias principales del Imperio Romano en Hispania, la Tarraconense y la Bética.

Publicado en http://www.descubrecastellon.com/tarragona-tren-madrid-atocha/ el 1 de diciembre de 2015 (Con distinta selección de imágenes)

Salir en tren a Tarragona desde la estación de Atocha en Madrid tiene como aliciente el paisaje urbano del alrededor: el jardín tropical en que se ha convertido la antigua estación, con su estanque de las tortugas incluido. Un protocolo semejante al del embarque de un avión organiza el acceso al AVE. Haremos el recorrido, a una velocidad máxima de 300 Km/h, en dos horas y media, parando en Zaragoza y Lérida, antes de llegar a Tarragona. Luego el tren seguirá hasta Barcelona. Tarda lo mismo en llegar la clase turista que la de primera, aunque cuesta algo menos el billete.

En realidad no se llega a Tarragona, sino a El Camp, una moderna y cómoda estación que, como su nombre indica está en medio del campo, pero a 12 Km de la capital. Una lástima porque eso te deja un poco descolocado. Hay autobuses con una frecuencia de espera entre 30 y 50 minutos, que se hace más larga los festivos, a lo que hay que añadir el cuarto de hora del transporte hasta la ciudad. Un buen amigo que te vaya a recoger es lo recomendado. También se puede alquilar un coche en la estación o pedir un taxi.

Algo tendría Tarragona cuando fue capital de una de las dos provincias principales del Imperio Romano en Hispania, la Tarraconense y la Bética. Por de pronto el mar, que sale al encuentro desde el bonito balcón que hay al final de la Rambla Nova. Desde allí se ve, además de la playa y su paseo marítimo, el puerto y las vías y estación de las líneas de tren anteriores, pero sobre todo los restos de lo que fue su anfiteatro romano. Es un preámbulo de todos los vestigios de la antigua gloria del imperio extendidos por todas partes. Un hotel con el nombre de la Imperial Tarraco, privilegiado por sus vistas, se nos adelantó en la elección del lugar y domina el panorama.

Restos de edificaciones romanas jalonan el paseo que dirigimos por la Rambla Vella y el Carrer Major hasta donde se encuentra situada la Catedral, en lo alto de la ciudad antigua. Callejas repletas de historia nos contemplan, con edificios de solera, sede de tiendas diversas y terrazas, cafeterías, bares y restaurantes, que dan ambiente y carácter a esta ciudad mediterránea y nos ofrecen todo lo que el turista puede desear.

Una población pequeña, de menos de 150.000 habitantes, que tiene casi justo el tamaño ideal para vivir, ni grande ni pequeña, donde se puede ir a pie a todas partes, con todo lo necesario para estar a gusto y un clima de los mejores de España, cerca de Barcelona, cerca del Delta del Ebro, con una cultura milenaria y una buena gastronomía, es casi la definición de un buen lugar donde pasar unas vacaciones.

Luego, al volver, la operación inversa hacia la estación, y el AVE llega tan puntual que se puede emplear para ajustar la hora en el reloj.

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