Disfrutar Instagram en Android
Instagram, como todas las redes sociales, tiene unas reglas implícitas y también ayudas disponibles mediante otras aplicaciones, de las que aquí se habla, para que la experiencia sea fructífera.
El éxito de Instagram puede que se base en que «una imagen vale más que mil palabras». Además vivimos en un mundo en que cada vez más predomina la imagen, en todos los ámbitos. Ya hace un tiempo presenté un post en el que consideraba Instagram como el soporte de un nuevo lenguaje próximo al ‘emblema’ que era un ideograma acompañado de un ‘lema’ descriptivo o moralista, con intención de influir en el espectador.
Hoy me voy a centrar más en los aspectos prácticos. En Instagram es difícil ‘crecer’ y tener muchos seguidores. Pero sin un número mínimo de seguidores resulta poco gratificante colgar fotos, pues no las ve casi nadie y no se tiene el feedback o confirmación de lo que gusta o lo que aburre. Es fácil comprobar que hay varias clases de usuarios:
– Los divos que tienen muchos seguidores pero siguen a muy pocos. Algunos tienen fotos espectaculares que coinciden con nuestras aficiones. Usan cámaras profesionales. Publican mucho. Podemos seguirlos pero su perfil ya nos indica de antemano que no es probable que nos sigan. Así que si queremos construir una red que corresponda a nuestros posts mejor no seguirlos.
– Los privados, que han de dar permiso para ver sus post. Yo creo que entonces es mejor que tengan su álbum en casa. Yo no los sigo.
– Los que llenan su galería de selfies. Entiendo que no les interesará lo que yo pueda publicar. En consecuencia yo no les sigo.
– Los monotema, que solo ponen por ejemplo flores, gatos, o atardeceres subidos de color. Aburren a todos salvo a quien sea muy forofo del tema. Sigo muy pocos de estos.
– Los que ponen fotos variadas y siguen a un número de usuarios que es del orden de los seguidores que tienen. Estos son los que a mi me gustan porque yo hago igual, me tomo interés por lo que publican y aprendo con cada foto que publico a juzgar por el grado de aceptación que tiene.
Hace un tiempo a veces publicaba una docena de fotos en la misma sesión. Eso es un error. En ese caso las fotos tienden a ser repetitivas y no tienen la calidad requerida. Además alguna de las ocurrencias que se tienen, se ve pronto que rara vez es original. Basta con ver muchas fotos publicadas por otros para comprobar que es muy difícil ser del todo original. Por tanto es mejor publicar menos y cuidar la calidad de lo publicado. Hay que dar tiempo a que quien pueda ver tus fotos las vea, porque la mayoría de usuarios en una sesión sólo mirarán las tres últimas publicadas, que son las primeras que aparecen. Las más antiguas hay que buscarlas.
Dado el pequeño tamaño en que hemos de expresar una imagen tampoco podemos dejarla ‘sin maquillar’. Prácticamente todas las fotos de Instagram están como mínimo subidas de tono (es decir con los colores más ‘saturados’ que en la foto tal cual). Si no se abusa de este recurso no está mal. Alegra la galería.
Es buena idea titular la foto con algún #hashtag (etiquetas precedidas por # pegado a la palabra sin separación), puesto que los buscadores toman más en consideración los hashtags en sus búsquedas, y seremos más fácilmente localizados y seguidos por alguien que tenga interés en el tema que publicamos. Pero yo creo que no conviene llenar una página de etiquetas como hacen algunos, porque pocas de ellas serán tendencia o despertarán interés.
Para ‘maquillar’ la foto se puede emplear la aplicación que suele traer el propio teléfono que se integra con la galería. Instagram también permite recortar la foto encuadrando así el objeto deseado y tiene unos filtros de color básicos y fáciles de usar pero muy efectivos.
Es importante crearse un ‘estilo’, algo que haga nuestras fotos reconocibles, pues los seguidores suelen ser fieles a un tipo de imágenes o de interpretaciones de lo que ve la cámara. Una forma de conseguirlo es emplear siempre filtros parecidos. Tener una galería ‘coherente’ en el tiempo ayuda mucho a fidelizar a los aficionados que han empezado a seguirnos porque les gustaba lo que habíamos publicado hasta entonces.
También es importante observar que a ciertas horas hay más tráfico. Por ejemplo en España la tarde, de 7 a 10, es un periodo en el que parece que hay más gente que potencialmente estará viendo nuestras fotos, con lo que tienen más impacto si las publicamos en esa franja horaria. Según los temas y los localización geográfica hay que buscar ese mejor momento.
Instagram funciona de una forma curiosa, cuanta más actividad se despliega, publicando fotos propias, poniendo ‘likes’ a fotos ajenas, es más generoso haciendo que más gente vea las fotos propias y ponga más ‘me gusta’ y comentarios. Por tanto, para ‘crecer’ en Instagram hay que estar activo periódicamente.
Algunos usuarios aprovechan que la presentación de la galería es de tres en tres y usan un programa que prepara la foto original para publicarla en pedazos en números múltiplos de tres. Yo uso Instagrid para ese fin. Se pueden guardar los trozos de la foto para publicar más tarde o lanzarlos nada más estén listos.
Lo que desde luego es fundamental es una herramienta como InstaFollow. Nos dice que usuarios han dejado de seguirnos y cuáles nos siguen pero nosotros no les seguimos, entre otras informaciones, lo que permite crear una red de relaciones muy sólida en ambos sentidos, de personas que realmente se interesan por nuestras publicaciones y de las que nos gusta lo que publican.
Con estas aplicaciones y conociendo las reglas no escritas del uso de Instagram, tener varios centenares de seguidores es cuestión de tiempo y se disfruta más de lo que tiene de juego y de su capacidad de comunicación gráfica.
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