Acemoglu y Robinson saben por qué fracasan los países
En el post anterior ya tratábamos este mismo tema desde el punto de vista de los síntomas que aventuran la futura evolución económica de un país. En éste presentamos el libro de Acemoglu y Robinson donde analizan las causas de dicha evolución económica, desmintiendo varias hipótesis erróneas comunmente aceptadas.
En «Por qué fracasan los países: Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza«, Acemoglu y Robinson deducen, mediante un razonamiento impecable, cuáles son las condiciones que garantizan tarde o temprano el fracaso de un país. Por contra, muestran las condiciones que específicamente les han llevado a convertirse en los países más ricos en su época, aquellos en los que la población goza de una riqueza sostenible y una situación de ventaja relativa respecto de sus vecinos.
Es muy ilustrativo revisar una larga lista de qué cosas no funcionan, así como las condiciones exactas para asegurar el éxito. El éxito de un país suele ser debido a la confluencia de muchos factores perfectamente dirigidos por suerte en el sentido correcto o por una elección inteligente de las decisiones que crean estructuras que centralizan el poder y pueden asegurar la continuidad de las líneas de actuación correctas.

Si en el libro de Ray Dalio aprendimos a ver los aspectos analíticos de la evolución de los síntomas característicos de una economía sana y de una destinada al fracaso (por poner un ejemplo inspirado en la medicina), en este de Acemoglu y Robinson se establecen los mecanismos o los modelos que van a actuar sobre los recursos económicos para dar los diferentes resultados que tienen distintos países.
Para los autores hay dos tipos de países:
- Históricamente la mayoría de ellos han tenido estructuras económicas extractivas, que aprovechan el trabajo de una mayoría para beneficio de una oligarquía o de una tiranía. Los procesos extractivos se mantienen en estados o entidades mediante una fuerza centralizada que mantiene a raya a la mayoría, y actúa en favor de la élite que se beneficia de ellos.
- Lo contrario de este concepto son países en los que los resultados económicos los disfrutan la mayoría de los ciudadanos, es decir: países con estructuras económicas inclusivas, defendidas con estructuras de gobierno inclusivas de carácter democrático.
Por otro lado hay circunstancias, coyunturas críticas, en las que la mayoría toma el control político con la voluntad y la decisión de cambiar el modelo económico, sustituyendo las estructuras económicas extractivas por otras inclusivas y logra el control de la fuerza centralizada. Esto no siempre ocurre, sino que en muchas ocasiones, una coyuntura crítica es aprovechada para sustituir la élite extractiva por otra élite también extractiva (como ha ocurrido con la mayoría de los procesos de descolonización, en los que la metrópoli ha sido sustituida por una élite local de la colonia), entrando en un círculo vicioso de difícil salida. El momento clave del desenlace es cuando se presenta dicha coyuntura crítica y no se aprovecha o los cambios salen mal, por decisiones equivocadas. Aun puede haber otra situación ‘peor’ que es cuando de la descolonización resulta un caos en que no hay un poder central. Estos países fallidos son caldo de cultivo de guerras y conflictos continuos sin salida.
Por el contrario, algunas condiciones de la organización social de un país, a veces una suma de pequeñas diferencias relativas no siempre orientadas desde el principio, dan como resultado decisiones y pasos hacia una mayor democratización de las estructuras centralizadas de poder (y con ello el control efectivo de la fuerza por parte de la mayoría) y estas estructuras centralizadas de poder establecen estructuras económicas más inclusivas. Las condiciones para un desarrollo más inclusivo están basadas en el mercado, garantizan el estado de derecho, mayor estabilidad social, estricta garantía de separación de poderes, fomentan la innovación que produce una destrucción creativa de los impedimentos que impiden el progreso, y crean condiciones para entrar en un círculo virtuoso, que se auto-defiende de amenazas que lo podrían degradar.
Acemoglu y Robinson demuestran, con ejemplos convincentes, que el fracaso o escaso progreso de un país no depende de la situación geográfica del país, ni de su clima, ni de sus recursos naturales, ni de la ignorancia de sus dirigentes, sino de las decisiones tomadas acertadamente acerca de su grado de centralización y la naturaleza de sus estructuras de poder. También dejan claro que la ayuda al desarrollo externa (internacional) no sirve para producir desarrollo en los países, a menos que previamente cambien sus estructuras de poder.
En resumen,
- Para que haya riqueza sostenible en un país debe tener estructuras políticas centralizadas e inclusivas y estructuras económicas inclusivas y no extractivas.
- Lo que inicia la senda del progreso sostenido es una coyuntura crítica (puede ser el resultado de una revolución, una guerra, una pandemia, etc.) en la que las condiciones iniciales de un país determinan procesos en que se produzca un cambio de orden y un nuevo equilibrio de poder que lleve a la creación de estructuras de poder más inclusivas que hagan posible también el establecimiento de estructuras económicas más inclusivas y a una destrucción creativa de los medios de producción obsoletos, adoptando la innovación, las mejoras de productividad y de distribución de la riqueza entre sus ciudadanos.
Conclusión: Como las circunstancias de cada país son diferentes, así como son también sus antecedentes históricos, y es muy difícil saber si se va a producir una coyuntura crítica, es difícil prever si, partiendo de una situación de desventaja, un país progresará siguiendo una estela o círculo virtuoso o se verá inmerso en un círculo vicioso, pero las condiciones para su progreso no dependen ni de su geografía, ni de su clima, ni de sus recursos ni (de la falta) del conocimiento de sus dirigentes. Se han de tomar las decisiones que permitan cumplir condiciones muy concretas para el desarrollo, junto con la energía de activación que puede aportar una coyuntura crítica. Unos países las aprovecharán, creando estructuras inclusivas (más democráticas), beneficiando a la población como otros lo han hecho en el pasado, y por contra, en otros países las élites extractivas o la falta de poder para mantener la línea de actuación correcta, no han permitido el progreso y han permanecido las estructuras extractivas arruinando a la población para seguir enriqueciendo a los dictadores y a sus oligarquías o élites.
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