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CONDUCTA.- P3C10- Un poco de Filosofía: El Psicoanálisis y la Dialéctica ¡son Termodinámica y Cinética!

Hay dos pensadores que marcan un antes y un después en su intento de explicar el comportamiento humano: Sigmund Freud para el comportamiento individual y Karl Marx para el comportamiento social. Ahora están ambos puestos en cuestión en gran medida por el resultado de llevar a la práctica sus ideas, por personajes posteriores que las tomaron para su beneficio particular

Sin embargo, creo que puede hacerse una lectura provechosa de algunos hallazgos de ambos. Freud descubre el inconsciente y las motivaciones sexuales profundas del comportamiento, y con ello abre la puerta a consideraciones sobre actos involuntarios, que abarcan dos de las tres partes del comportamiento humano al gobernar la actividad física, de supervivencia individual más elemental y la reproducción de la especie.

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Flores

Lo que distingue el trabajo de Freud es su metodología, con la que es el propio paciente el que descubre la fuente de sus disfunciones de comportamiento, al estar en el entorno favorable para ello, creado por el médico mediante su relación con el paciente. La aplicación en la Medicina para sanar enfermedades hasta ese momento misteriosas por su carencia de base material típica de la mayoría de dolencias ‘corporales’ es lo que da mérito a Freud.

Su limitación es la de que se refiere a individuos enfermos, que presentan un comportamiento que no es el ‘normal’. Sin embargo otra lectura que puede sacarse de Freud es que las personas objeto de sus tratamientos es normal que se comportaran como lo hacían, habida cuenta de las circunstancias personales que vivieron (en su infancia preferentemente).

Por tanto el mérito de Freud está en haber descubierto leyes que explican y por tanto hacen normales comportamientos como los provocados por las neurosis, hasta ese momento incomprensibles. Las neurosis son estados de debilidad, patologías derivadas de la falta de información.

Marx nos enseñó que la sociedad está en una continua lucha de clases, siguiendo las leyes de la dialéctica, como consecuencia de la cual se producen saltos cualitativos de conducta colectiva, para superación de la sociedad en conjunto.

En dialéctica hay cuatro leyes del cambio:

1. – La del movimiento continuo: «todo cambia».

2. – La de la interrelación de los cambios; «los cambios se suceden de manera encadenada».

3. – La de la negación de la negación: «A una situación le sucede su negación y a esta su negación y así hasta el infinito».

4. – La de la transformación de la cantidad en calidad: «A partir de cierto momento ya no hay más cambio cuantitativo y se da un cambio cualitativo».

De la 3ª en realidad se pueden deducir las otras. Es más, estas leyes son descripciones sin explicar la causa última.

La evolución de un sistema tendrá lugar cada vez que haya una acumulación de estímulos o gradiente de energía, una y otra vez de manera continua. El hecho de que se pase de un estado inestable inicial a un estado más estable ya explica la 3ª ley, puesto que el estado estable es la negación del inestable.

Por el mismo motivo se produce la interrelación del cambio ya que el entorno de un sistema varía permanentemente obligando al sistema a un cambio permanente (1ª ley) e interrelacionado, ya que en cada movimiento el sistema parte como estado inicial del estado final anterior (2ª ley).

La 4ª ley se puede expresar de manera coloquial como la de «la gota que colma el vaso». La acumulación de estímulos por si misma no es suficiente hasta que se supera un determinado umbral o se alcanza un determinado gradiente: pero esto ya hemos visto que son las condiciones necesarias para que se de el propio cambio descrito por la 3ª ley.

Con lo que queda demostrado que las 4 leyes de la dialéctica son equivalentes a las condiciones termodinámicas y cinéticas del cambio.

Los párrafos anteriores, que parecen un juego de palabras, emplean la ‘jerga’ en uso habitualmente por los filósofos. Hay mucha sabiduría en los textos de los filósofos. Es admirable que existan filósofos, ya que no hay ningún otro ser vivo en el que distingamos tal clase de función como la realizada por los filósofos. Si se tiene la suficiente paciencia para entrar en las premisas de sus descripciones, es muy recomendable parar de vez en cuando y leer y releer los textos de los filósofos. A falta de otro conocimiento más exacto es la fuente mayor de sabiduría de que disponemos y que nos distingue de los demás seres vivos.

Es claro que ambos filósofos Freud y Marx estaban describiendo leyes físicas de aplicación al ámbito humano, que explican rasgos muy generalizados de nuestra conducta (respectivamente individual y colectiva).

Pero ya sabemos que tanto el comportamiento individual como el de grupo tiende a la estabilidad. En Física la disciplina que estudia la estabilidad de los sistemas es la Termodinámica.

¿Será que después de todo es posible que haya unas leyes generales ‘que lo expliquen todo’, con diversas facetas según se trate de sistemas más o menos diversos?

Filosóficamente es atractiva la idea de que, en efecto, todas las manifestaciones del saber que explican la conducta tiene relación y que si ‘estiráramos’ un poco la Termodinámica podríamos explicar porqué los sistemas (físicos, celulares y humanos) tienen pautas de conducta asombrosamente comunes.

Con esta premisa, es momento de indicar que podemos explicar preferentemente porqué ocurren los distintos actos de la conducta. Sin embargo no explica por qué no ocurren otros que serían mejores para el fin previsto. Este es un matiz. Pero el matiz se resuelve de la misma manera que en la ciencia Física clásica: La Termodinámica explica porqué un estado es más estable que otro, y porqué la reacción progresará en el sentido que lo hace, que es el de obtener la situación de mínima tensión o mínima energía libre (igual que ocurre en el comportamiento humano).

Pero para estudiar, de entre los posibles resultados de las reacciones, cual es el que se produce realmente hay que emplear otra disciplina, que es la Cinética. Sin entrar en detalle, la Cinética explica la velocidad de las reacciones mediante la existencia o no de un mecanismo de reacción. Si una reacción ‘estable’ sigue un ‘mecanismo lento’ puede suceder que no ocurra nunca, al ser superada por la velocidad de otra reacción ‘menos estable’ pero que tenga un ‘mecanismo rápido’.

De igual forma, cuando el ser humano elige entre diversas posibilidades, es también en base al mecanismo (o medio) existente.

En el comportamiento (humano individual y como grupo y de cualquier otro sistema en equilibrio) la falta de un medio o su escasez relativa, impide la realización de una acción.

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