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CONDUCTA.- P1C3-1- Estímulo Y Reacción

Estímulo y reacción (Estímulo como variación del estado del medio)

La LEY DE LE CHATELIER, que puede encontrarse en cualquier libro de química afirma que TODO SISTEMA EN EQUILIBRIO REACCIONA FRENTE A TODA ACCIÓN DEL AMBIENTE QUE TIENDA A MODIFICAR EL EQUILIBRIO, CON UNA REACCIÓN TAL QUE TIENDE A ANULAR EL EFECTO DE LA ACCIÓN DEL AMBIENTE.

En resumen es como si dijéramos que el equilibrio tiende a ser conservado. No es extraño si consideramos que la propia espontaneidad del estado de equilibrio lo hace la situación más estable.

También puede llamarse a la Ley de Le Chatelier «ley de acción de masas» o «ley de inercia de los estados de equilibrio». La versión química de la misma es sólo un aspecto de una ley más general de la inercia del equilibrio, como puede fácilmente deducirse de las leyes de Newton de la dinámica.

Puesto que los seres humanos, por el hecho de estar vivos somos sistemas en equilibrio, (con el ambiente) cumplimos la ley de Le Chatelier, y frente a acciones del ambiente que tiendan a modificar nuestro equilibrio, reaccionaremos tendiendo a anular el efecto que nos produce la acción del ambiente. La prueba de que esto es así es evidente: basta con comprobar que generalmente, cuando está en juego nuestra supervivencia reaccionamos según nuestro instinto de conservación en una reacción casi automática de autodefensa. En éste ensayo se demostrará que toda nuestra conducta es una continua autodefensa, que adopta distintas formas más o menos sofisticadas.

E 14.- Cuando se intenta poner en movimiento una determinada cantidad de materia, o cambiar su velocidad, por ejemplo un vagón de tren, éste se opone al cambio con una fuerza que se manifiesta en sentido contrario al intento y que numéricamente es igual al producto de su masa por la aceleración a que se le somete (más el rozamiento).

Esa fuerza igual y de sentido contrario a la que ‘nosotros’ realizamos para mover el vagón es tal que:

1. Se establece un nuevo equilibrio (puesto que la suma geométrica de las dos es igual a cero.

2. Tendremos que seguir haciendo fuerza (y consumiendo energía) para que el vagón siga acelerando.

En este ejemplo sencillo el equilibrio lo es de fuerzas contrarias que se anulan (cuando el vagón estaba parado las fuerzas eran nulas). Para modificar el equilibrio es necesario darle energía al sistema. El ambiente ha aplicado una energía extra al sistema (el vagón) y éste la ha disipado convirtiéndola en movimiento (energía cinética).

La reacción del vagón en este ejemplo, aunque es una imagen de un comportamiento muy simple ha sido ya de oposición al cambio, intentando ‘conservar’ las cosas como estaban (aunque no lo consiga).

El instinto de conservación y sus múltiples realizaciones prueban de hecho que seguimos nosotros también la Ley de Le Chatelier, como todo sistema en equilibrio. Una observación más detallada, junto con la consideración de que SIEMPRE estamos en un estado de equilibrio más o menos perfecto (METABOLISMO) y que somos sistemas ABIERTOS al ambiente, nos llevará de forma clara a la conclusión más general de que SIEMPRE que actuamos, nuestra actividad tiene esa componente más o menos importante de AUTODEFENSA.

SI SOMOS SISTEMAS EN EQUILIBRIO CUMPLIMOS LA LEY DE LE CHATELIER (LEY): NUESTRAS ACCIONES SON UNA CONTINUA AUTODEFENSA

El ambiente está en continuo cambio, por lo tanto, en virtud de que somos sistemas abiertos según D 2.- , estamos constantemente recibiendo estímulos del ambiente que nos obligan a actuar según las siguientes definiciones:

D 10.- Llamaremos ESTIMULO a cualquier cambio en el estado del ambiente en las proximidades de un sistema. Se dirá entonces cuando se produzca un cambio, que el ambiente estimula al sistema.

Llamaremos REACCIÓN del sistema a toda actuación de éste que ha tenido su causa en un estímulo. Se dirá que el sistema responde al estímulo del ambiente.

Los actos reflejos de Pavlov, que se estudian en Biología, condicionados (aprendidos) o no, son ejemplos de este esquema primario de actuación. Siguiendo el mismo esquema puede ampliarse el concepto abarcando estímulos provenientes del interior del mismo sistema, de los que un ejemplo válido sería la sensación de hambre o sed, que vale como un estímulo de actuación y no está fuera del sistema.

Existen dos grandes clases de estímulos que intervienen en las actuaciones que tienen los seres humanos en el ámbito privado y en colectividad respectivamente, que podemos agruparlos bajo el nombre genérico de PLACER Y PRESTIGIO como veremos en los apartados 3.7.- y 5.6.-. La mayoría de nuestras acciones pueden comprenderse como respuestas a estos dos grupos de estímulos, de manera directa o indirecta.

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