No todo lo que nos enseñaron de pequeños es útil, pero pensando en lo de «polvo eres y en polvo te convetirás» del miércoles de ceniza me viene a la mente la niñez y algunas verdades que aprendimos entonces y nos han acompañado soterradas toda la vida.

Entonces entendía el significado físico: mi cuerpo es materia y cuando muera la materia de la que estoy hecho se volverá igual de caótica que la ceniza y se confundirá con la tierra.

Amanecer

Pero ahora lo veo desde otro punto de vista. Todo lo que se y recuerdo de lo que he vivido empezó no siendo, como el ‘igual a cero’ de las ecuaciones que escriben los matemáticos. De antes de nacer no recuerdo nada. De bebé tampoco. Poco a poco fuí creciendo como hacen los niños, haciéndome adulto, pasando experiencias, alegrías y penas, registrando e incrementando en mi base de datos conocimiento, problemas y soluciones. Muchas personas han pasado por mi vida y algunas ya no están, ahora en mi etapa de madurez.

Antes de nacer no me aferraba a nada. Cuando muera no me podré aferrar a nada. Pero ahora me aferro a la vida, a mi gente y a mis recuerdos como un tesoro. También a lo que creo que poseo.

Los budistas aspiran a no aferrarse a nada para detener así el karma que llena la vida de sufrimiento. Bien mirado, parece una postura igual de sabia que la de recordar que polvo eres…