Madrid (en primavera)
Si hay un lugar en el que hay que estar en primavera, ese es Madrid. Pero si no puede ser en primavera, Madrid te dará siempre una segunda y una tercera oportunidad
Madrid es una palabra demasiado pequeña para definir una gran ciudad como esta. Y Madrid en primavera es mucho Madrid. Más Madrid que nunca.
Una de las ciudades con más masa vegetal de las que yo conozco, rodeada de parques naturales como el del Pardo, en cuyo interior está La Zarzuela, o la Casa de Campo, y que tienen a su Universidad Complutense (con el nombre arrebatado a la que fue su cuna, Alcalá de Henares) metida en otra zona verde, el Parque Dehesa de la Villa. Añadamos, para todos los gustos y estilos, el Parque del Oeste, el maravilloso Parque del Retiro, el Parque Felipe VI en el norte o Juan Carlos I en el este, el Parque Tierno Galván en el sur, y otros más pequeños o en poblaciones limítrofes. En todos ellos surge la primavera a borbotones, llenando también de polen, para desesperación de muchos, un aire compartido, que a veces ya resulta difícil de respirar por las aportaciones de los vehículos y demás emanaciones de sus habitantes.

Por contraste, hay un Madrid sobre todo ciudadano, que soporta todo. Madrid, que igual acoge a los que vienen volando en avión, como a los que se acercan bordeando el Pirulí. Que sabe dar a cada uno lo que necesita, ‘como hace una madre amorosa con sus hijos’. En donde siempre se puede encontrar el ambiente propicio. Por ejemplo, dando un paseo matinal por el barrio de los Austrias, con sus calles estrechas pero racionales en las que se aprovecha al milímetro el espacio de las terrazas para ofrecer a los visitantes sus más populares bocadillos de calamares, las famosas patatas bravas y otros comestibles más sofisticados, siempre acompañado con un chato de buen vino o con la cerveza más fresca.
En medio, a un tiro de piedra de Sol, donde todos quedan para encontrarse, la Plaza Mayor que mezcla a turistas de todo el mundo con los personajes locales más extraños. Donde puede uno toparse con una feria filatélica o los mercadillos de todos los domingos en sus soportales. Las calles que guardan memoria de sus personajes más ilustres, como de Mingote.
Cerca, muy cerca, los mejores museos como el Prado, el Reina Sofía, el Thyssen, que juntos forman la mejor pinacoteca del mundo, para aprovechar la estancia y empaparse de arte, renovando el espíritu en busca de la perfección cultural.
Y, como pasarela ‘De Madrid al Cielo‘, Preciados, Callao y la Gran Vía, con sus músicos en la calle, su ambiente cosmopolita, la mayor oferta de espectáculos, incluyendo teatros, musicales, clubes de la comedia, cafeterías y restaurantes de lujo y franquicias de todo tipo. Los mejores comercios en un espacio prodigioso del kilómetro mejor aprovechado para uso y disfrute de madrileños y extraños.
Si hay un lugar en el que hay que estar en primavera, ese es Madrid. Pero si no puede ser en primavera, Madrid te dará siempre una segunda y una tercera oportunidad. ¡Madrid siempre te acogerá con brazos abiertos!










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