Buenos días desde Sevilla
Sevilla manda sentarse a la sombra según a qué horas para tomarse un cafetito, apurar un helado, o aprovechar una de las múltiples terrazas que jalonan la ciudad.
Publicado en http://www.descubrecastellon.com/sevilla/ el 24 de julio de 2015 (Con distinta selección de imágenes)
Sevilla es una ciudad barroca, con edificios buscando conquistar por sus formas y sus colores. Aunque su catedral es la de mayor planta entre las de estilo gótico. Una catedral excesiva en sus dimensiones, en sus esculturas bien preservadas y su entorno, incluido el tranvía, que se me antoja bastante decorativo pero da un toque de modernidad y contrapunto a tanta piedra.
Catedral ‘adosada’ a la Giralda, que fue el alminar o torre de la antigua mezquita a la que sustituyó. Torre convertida en campanario y orgullo de los sevillanos por su belleza y altura. Giralda que recibe su nombre por la escultura que la culmina y hace de veleta, o sea, que gira al viento, y que se ve desde el fondo de innumerables callejas.
Callejas de color ocre, que hacen transitable la ciudad antigua, siempre buscando la sombra. Transitable en muchos sentidos, no sólo permitiendo el paso de vehículos, sino, sobre todo, de personas acaloradas que buscan irremediablemente esa sombra y un buen patio, en un mundo en que la temperatura es la que manda. Manda sentarse a la sombra según a qué horas para tomarse un cafetito, apurar un helado, o aprovechar una de las múltiples terrazas que jalonan la ciudad, para saborear unos pinchos con un buen vino oloroso, o para cenar al fresco. Suponiendo que venga el fresco, que viene cuando quiere, tal vez de noche.
De día mejor estar a cubierto, o sea, ‘bajo palio‘, en las calles comerciales, repletas de tiendas que muestran sus joyas. Joyas en forma de mantones bordados, de abanicos y cerámicas pintados a mano, de sombreros, relojes, todo para el disfrute de una vida plácida y rodeada de abundancia. Costumbre, la de dar sombra con toldos en lo alto, que ya copian otras ciudades, como Madrid, sin ir más lejos. Sevilla son muchas ciudades en una. Ese es parte de su atractivo.
Desde el puente de Triana, sobre el río Guadalquivir, se ve por un lado el pasado glorioso representado por la Torre del Oro y por otro el pasado aún reciente y futuro fulgurante de la Isla de la Cartuja que albergó la Expo del 92, proyectando la imagen de Sevilla a todo el mundo. Una Sevilla que se ofrece al visitante con lemas que invitan a venir y disfrutar. Si en España el turismo supone el 15% de la actividad económica, en Sevilla todo está volcado para atraer al visitante y para que vuelva una y otra vez y disfrute. Bien subiendo a un ostentoso carruaje de caballos junto al Archivo de Indias, bien viniendo en AVE. Con su AVE, el primero que se construyó en España desde la capital, ya no hay excusas.
Como tampoco las hay para no visitar en su ‘réplica’ del Panteón romano, Sevilla tiene algo de Roma en sus genes, la capilla, el oratorio del Cristo del Gran Poder. Los habitantes de Sevilla tenían en su lado ‘La Fuerza’, ‘May the Force be with You’, antes de que la inventara George Lucas.
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