Buenos días desde Palma, la perla de Mallorca
Considerando Mallorca como una enorme ostra, Palma sería su perla preciosa, digna de un bonito relato con un bonito final.
Si algo caracteriza a Mallorca es ser lugar de vacaciones. Antiguamente era también (y aún sigue siendo en menor medida) destino preferente para viajes de novios, antes de que a muchos españoles les diera por celebrar la Luna de Miel en destinos más exóticos, pero difícilmente más bellos.
Dado su clima mediterráneo, benigno en todas las épocas del año, cualquier momento es bueno para disfrutar de lo que ofrece la isla, si bien en gran medida el turismo de masas en Mallorca es un fenómeno estacional, dejando mucho espacio libre en invierno para unos pocos afortunados.
Los 40 años transcurridos desde mi primera estancia hasta hoy se resumirían en varias mejoras de comunicaciones y del trato de la gente, manteniendo sus encantos gastronómicos y el agrado de estar en un lugar privilegiado.
Vuelos a todas horas
Buenas carreteras
Las comunicaciones con la península ahora muy frecuentes, servidas en avión por varias compañías, han quitado la sensación de aislamiento y han facilitado el viaje a cualquier hora del día, según las necesidades, a un precio muy asequible.
Las comunicaciones por carretera se han vuelto muy cómodas debido a la red de autovías que ahora cubre los trayectos más concurridos, lo que hace de Palma una magnífica base de estancia para acceder a cualquier lugar de la isla en un tiempo breve, en torno a una hora de coche.
Soller
Santa Ponsa
Porto Cristo
La playa de Porto Cristo
Paisaje de Valldemosa
Casa en Valldemosa
Plantas
Inca
Es una gozada ir en diciembre desde Palma a Manacor, Porto Cristo, Inca, Sóller, Valldemosa, Alcudia, Santa Ponsa (por poner ejemplos), y disfrutar de sus manufacturas: perlas, calzados, trabajos con madera…; de su comida típica: coca, ‘pa amb oli’, arroces, embutidos, ensaimadas, turrones…;
Coca de torró
Ensaimadas
disfrutar del paisaje, tanto de montañas bien pobladas de pino y bosque mediterráneo, como marino con sus calas, sus puertos a rebosar de embarcaciones de recreo y sus playas ahora desiertas…
Playa de Palma
La playa de Palma
Palma conserva, como antaño, toda la historia plasmada en sus callejas y patios del barrio antiguo;
Escalinatas cerca de la Plaza del Mercado
Patio típico de Palma
Olivera centenaria
el esplendor de sus edificios modernistas;
Modernismo1
Modernismo2
Modernismo3
Horno
la tranquilidad de sus calles peatonales, como calle San Miguel, calle de los Olmos; el bullicio y las riadas de gente en la zona de la Plaza Mayor;
La Plaza Mayor
La Plaza Mayor con luces de Navidad
la amplitud de sus bulevares y ramblas, como la de la Riera;
La Riera
Otra vista de la Riera
el lujo de la avenida de Jaime III y el Borne;
Porches en Jaume III
la lonja, el palacio de la Almudaina y la grandiosidad de su catedral gótica, sin adornos (como a mi me gusta); La Lonja
La Almudaina
La Catedral de Palma, fachada Sur
Interior de la Catedral de Palma
Techos de la Catedral
el mar, siempre el mar cerca para recordar que es una isla.
La bahía de Palma
Y como premio, el carácter de la gente parece haberse vuelto más amable si cabe en estas últimas décadas. El turista, aunque se le ve como una fuente de ingresos y se le cobra un impuesto cada día, por estar en la isla, también ha ganado en consideración y en general recibe un trato educado y considerado.
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