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‘Fake news’, no te puedes creer nada en el mundo en que vivimos

Antiguamente las guerras eran comunes entre tribus y luego entre naciones e imperios, por controlar el territorio y sus recursos y acrecentar el poder de sus dirigentes. Hoy la guerra sigue por otros medios. Las fake news (o noticias falsas) son una de las armas más potentes.

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En un mundo hiper-comunicado, cualquier información sea verdadera o falsa, bienintencionada o criminal, benéfica o perversa, circula a la velocidad de la luz e influye en sus destinatarios. Dada la importancia y la influencia que ejerce en los humanos, una información falsa creada con malos fines y dirigida conscientemente con una estrategia de dominio, es realmente un arma peligrosa. Y esto es así tanto a escala de pequeño grupo, como si se hace como parte de la acción política.

Basta con consultar Wikipedia para comprobar que ya han habido antes clasificaciones, que detallan la naturaleza y tipos de las falsas noticias. También otros lo han hecho en otros medios.

Una clasificación más, aunque bastante práctica

Seguro que cualquiera puede encontrar una clasificación mejor, pero esta es la mía a fecha de hoy. (No considero la sátira como ‘noticias falsas’, sino como una manera de desahogo, una especie de válvula de escape, aunque si se pasa de una raya imaginaria, puede hacer también mucho daño de forma gratuita):

  • Los bulos

Se trata de noticias genuinamente falsas. No importa el medio empleado para su difusión: Se difunden en los pasillos, en el mercado, tomando algo en el bar, por Whatsapp o Facebook. El objetivo es crear un estado de opinión en contra (o también en favor) de los protagonistas de la historia, basado en el hecho de que la gente no comprueba la veracidad del caso.

  • Vídeos con voz doblada

O sea, la imagen es correcta, pero la voz es de un actor o aficionado, que le hace decir al personaje cosas que no dijo. Hay que tener medios y práctica para que no resulte evidente. Se puede emplear con fines humorísticos, pero entonces el daño está hecho igual.

  • Vídeos con imagen modificada o inadecuada

En este caso la voz es correcta pero de forma más sofisticada, se escoge un ligero cambio en la expresión facial o corporal del protagonista para que resulte odioso en el contexto, por resultar poco respetuoso. Puede que el vídeo no se haya modificado tampoco, pero se ha pillado mal al personaje y se ha publicado en un delicado momento.

  • Vídeos sin editar pero fuera de contexto

Se parece al caso anterior, pero en realidad puede ser una imagen grabada hace un tiempo, que se hace responder a una pregunta o situación de hoy, totalmente fuera de contexto. Cualquier espectador lo verá como inconsistente. Se trata de una descalificación a la persona, sin que pueda reaccionar.

  • Noticias que se mencionan dando a entender que son reprobables siendo discutibles o legítimas

Es el típico titular tras una introducción en la que parece que lo que se va a decir a continuación será reprobable. Puede que sea totalmente legítimo, pero si uno confía en el presentador, acabará deduciendo que el personaje es inmoral. Son del tipo «adivinen que ha dicho fulano…» Aunque uno esté de acuerdo con fulano sentirá como que, si lo pone de manifiesto, quedará marcado.

  • Noticias de colectivos no suficientemente identificados, generalizando conclusiones como que todos están de acuerdo en las afirmaciones

Estas son de la clase de noticias en las que se dice algo así como «Los científicos afirman que…», sin citar qué científicos han dicho y en qué contexto. Pueden ser incluso directamente bulos. Pero si tienen una base, ¿porqué no se aclara quién lo ha dicho y dónde? Nunca han de creerse afirmaciones supuestamente científicas sin que se aporte una ‘ficha técnica’ de la información.

  • Consensos sobre cuestiones científicas

Hablando de científicos, estos se hacen pasar por el presentador como ‘personas de palabra cabal’ y cuantos más de ellos opinen una misma cosa, entonces más cierta será. Esta suposición es falsa. Durante siglos se han sostenido afirmaciones científicas por el conjunto de profesionales, por ser ‘evidentes’ y ‘de consenso’, hasta que uno solo en un momento posterior ha probado que todo era de otra forma: el ejemplo de Galileo con su teoría sobre la caída de los cuerpos, demostrando que la aceleración que lograban no dependía de su forma o densidad, es paradigmático. Hablando de densidad, es claro que «Un cuerpo más denso que el aire, y menos si es metálico, no podrá nunca volar» (risas al fondo). Galileo incluso fue superado por Einstein con su relatividad, y más fantástica aún es la Física Cuántica, rompedora hace un siglo, y hoy ampliamente consensuada por los físicos. La Ciencia no avanza nunca por consenso, sino ‘por contraste’ y ‘a trompicones’.

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