El ajedrez como escuela de negocios
El ajedrez no es un juego elemental, dadas las inmensas posibilidades que ofrece cualquier partida. En eso se parece bastante a la vida real. Pone en juego la estrategia de los jugadores, la capacidad de análisis y previsión, la resistencia, el respeto por el oponente, la perseverancia hasta la victoria, la capacidad de aceptar la derrota y el fracaso, entre otras virtudes.
Además, como los humanos aprendemos jugando, todo lo que se aprende en el ajedrez tiene aplicación en el ámbito más amplio de la realidad, en especial en el mundo empresarial y de la búsqueda del propio sustento. Veámoslo en unos pocos enunciados:
1. Para ganar se ha de tener iniciativa. La estrategia de defensa y seguir solo un camino conocido es estrategia de perdedor.
Si uno no hace más que seguir los pasos de otro, si en lugar de innovar se limita a intentar fabricar lo que ya existe a un precio más bajo evitando ser barrido del mercado, nunca será el original. El original establece las reglas del juego y los estándares y todo lo que produce tiene la calidad esperada. El triunfo está de parte de los originales y no de las copias. También en el ajedrez, seguir una secuencia no explorada anteriormente desconcierta a quien espera un desarrollo ‘normal’.
2. Hay que ser osado para sorprender al contrario. Pero hay que mirar antes las consecuencias.
El punto 1 nos lleva a actuar de forma impredecible frente a nuestros competidores, aunque no exenta de prudencia. Todo lo que hacemos tiene consecuencias que nos buscan tarde o temprano. Lanzar un nuevo producto es positivo, pero si no va acompañado de un estudio de mercado y de un ajuste adecuado de los costes, puede salir muy caro. Como una jugada extemporánea que primero asusta y luego da risa.
3. Se puede atacar sin apoyos, pero es muy difícil resistir el contraataque sin ellos.
Una consecuencia de lo afirmado en el punto 2 es que, igual que ocurre en el ajedrez, si te lanzas a un ataque sin tener muy bien estudiada la reacción de los competidores y sin haber amarrado todos los puntos que nos dan soporte para la acción, nuestra acción aislada podría dar una ventaja manifiesta a la otra parte, consiguiendo el efecto contrario.
4. Cada acción tiene su reacción. Siempre el contrario tiene una oportunidad.
Este principio es totalmente reversible. Ninguna acción por exitosa que parezca suele ser definitiva, hasta no ver la reacción del contrario, que siempre tiene una oportunidad. Eso nos valdrá también cuando suframos un ataque inesperado. No hay que lamentarse de la mala suerte, ya que siempre hay una salida, hasta el final de la partida.
5. La historia de tus acciones anteriores te persigue y condiciona tu futuro.
El currículum de cada uno y la historia de su empresa configura la situación actual y prepara la situación futura. Los errores del pasado, tanto en el ajedrez como en la vida, se pagan hoy y con intereses. Así mismo con éxitos de ayer se puede vivir de renta. Conviene pues conseguir el éxito y permanecer en él el mayor tiempo posible. Y guardar para el futuro.
6. Las acciones se limitan a 64 posiciones, pero el triunfo se eleva del tablero y permanece.
Los tableros de ajedrez tienen 64 casillas. Ese es el mundo en que se desarrolla todo el juego. De la misma forma, a veces estamos en un proyecto que tiene un objetivo limitado. Cada vez que tenemos éxito, aumenta nuestra dosis de ‘gloria’, de ‘reputación’, de ‘profesionalidad’. Los triunfos exceden el terreno del juego, para hablar de su artífice. Labrarse un buen nombre, siempre compensa, lo mismo que tener una buena cuenta en el banco, pues supone ‘crédito’, que trasciende ya al margen del juego o del proyecto que lo originó.
7. No siempre es necesario emplear el arma de una pieza para mejorar el dominio. Su presencia también actúa.
En el ajedrez, a veces, ‘comer’ una pieza que se tiene a tiro distrae del objetivo que se busca y, lo que es peor, puede dar pie a que el contrario obtenga una posición de predominio en una parte del tablero que nos interesa. En ese caso, a veces la simple presencia de nuestra pieza nos basta para soportar la acción de otras y llevarnos al éxito. Los grandes depredadores no se entretienen en repelar las carcasas de sus víctimas, sino que siguen adelante. Es preferible ir en pos del objetivo y no buscando hacer más desperfectos al otro.
8. Las piezas y el tiempo son un recurso limitado, luego no deben desperdiciarse.
Esta es una recomendación prudente. Semejante a la Parábola de los Talentos. Hay que aprovechar los recursos que tenemos. Si no lo hacemos, pagaremos un alto precio, a veces de reputación. En el mundo de la empresa no se puede estar ocioso. Hay que seguir estudiando o preparándose siempre, no devastar la herencia recibida, saber ver el talento de los colaboradores y dar oportunidades de éxito.
9. El orden es un factor decisivo. Hay orden también en medio de lo que parece un caos sin sentido.
Hay veces que las cosas suceden, como en la partida de ajedrez, de una forma que parece caótica. El ser capaz de trazar una línea de previsión de posibles acciones y posibles reacciones, configura a la situación dotando a las cosas de un orden. Saber distinguir ese orden en el caos, hace que sepamos lo que queremos y la forma de conseguirlo.
10. El plan de acción, que es la táctica que se empleará, aunque uno no lo sepa en el primer momento y lo vaya construyendo sobre la marcha, nos lleva a la victoria.
Hasta que no se conoce en detalle la realidad y como reaccionarán las cosas a nuestras acciones, un buen jugador, y un buen director, sabrá establecer una táctica flexible y que nunca sea adivinada por nuestro competidor, a fin de lograr el ansiado objetivo, ya que solo uno será el dueño de la partida al final. La estrategia (punto 1) es pública, pero la táctica es secreta.
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