Los colores de la primavera
Una de las cosas buenas que tiene la primavera es el desparrame de colores que organiza. Si en la Tierra no tuviéramos estaciones no sería tan claro el contraste entre el invierno casi monocolor y el resurgir de la vida conforme se alarga la duración del día.
En el hemisferio norte la primavera empieza en marzo y acaba en junio. Los colores predominantes de Castilla, los actuales territorios de Castilla-León, Madrid y Castilla-La Mancha, y en general en toda España, son cuatro: verde en primavera cuando se renueva toda la vegetación, amarillo en verano porque el sol vence a la lluvia, marrón en otoño en que la tierra se desnuda de sus hojas y frutos y gris en invierno en que la niebla, la bruma y la nieve exigen su protagonismo.
Pero el verde de primavera está matizado de todos los demás colores, como lo muestran estas galerías:
Los cítricos toman todos los matices.

La vida se renueva en el campo y en la ciudad.
Las hormigas se apresuran. ¿Conoces el cuento de la cigarra y la hormiga?

¿Cuál es la más bella?
La comida se contagia de color.
Hasta las nubes en el cielo tienen envidia y sacan a lucir sus azules, para competir en belleza con el tomillo, las hierbas del campo, las margaritas, las amapolas y las rosas.
Me gusta la primavera.