Raspberry Pi ‘reloaded’. Versión 4B
En estos tiempos de pandemia se agradecen actividades que nos quiten de la mente la penosa situación que estamos viviendo y que no cuesten mucho dinero. Vamos a ver de qué es capaz la versión actual de este minúsculo ordenador de escritorio, Raspberry Pi 4B, del tamaño de una tarjeta de crédito, con el mismo espíritu de siempre pero con capacidades renovadas.
En el año 2015 os contaba mi primera experiencia con Raspberry Pi, con una ‘2B’. También daba cuenta de su posible uso como smart TV. Más tarde, en 2017, os invitaba a crear un disco inalámbrico o nube privada en nuestra casa, con una ‘3B’.

Del modelo 3 al 4 las mejoras han sido notables: Ha aumentado la velocidad del procesador, que siempre se agradece, hasta 1,5 GHz. Se han modificado las conexiones USB, que ahora son dos de tipo 2.0 y dos de tipo 3.0, mucho más rápidas. Se ha modificado la salida HDMI, incorporando una segunda base, siendo ahora las dos tamaño ‘micro HDMI’. Lo más notable es el aumento de la RAM desde la anterior de1Gb, habiendo ahora tres posibilidades: 2 Gb, 4 Gb (la más popular), y 8 Gb (un lujo equivalente a la de cualquier PC de sobremesa actual). La que presento es de 4 Gb. Junto a la conexión cableada Ethernet, las conexiones inalámbricas que tiene son, conexión WiFi y Bluetooth, que configuran una conectividad total.

La Raspberri Pi (Raspi para los amigos), se puede comprar tal cual, sin más (unos 75 € para el modelo de 4 Gb de RAM). La caja de plástico cuesta unos 10 € más; o se puede comprar un kit ‘todo en uno’ en internet que, por muy poco más, a la Raspi le añade un cargador de 3 A * 5 V (con interruptor), incluye la caja de plástico (negra), un cable micro HDMI-HDMI, unos disipadores de calor y un micro ventilador, así como una tarjeta micro SD con el sistema operativo ya preinstalado. El coste total actual es del orden de 100 € (sujeto a oscilaciones del mercado). Con el kit sólo nos faltará el ratón, el teclado y la pantalla.

Yo creo que para quien no quiera complicarse demasiado es mejor el kit, aunque instalar el sistema en una tarjeta mini SD, que tengamos sin usar, se ha vuelto muy fácil, como luego veremos, y conseguir un adaptador de micro HDMI a HDMI solo cuesta del orden de 2 €, y entonces podríamos aprovechar un cable HDMI normal que tengamos. Como hoy en día todo el mundo tiene una TV en casa, o un monitor para el PC con entrada HDMI, la pantalla de primera elección seguro que ya la tenemos y no será preciso comprarla. En cuanto al teclado y el ratón, mejor que sean inalámbricos y de preferencia Bluetooth (que no necesitan adaptador enchufado), porque así empleamos menos bases USB, y las tendremos libres para conectar discos. Si el ratón es inalámbrico pero necesita conector, se puede poner en una de las dos bases USB 2.0, con lo que preservamos las dos bases de 3.0 para más tráfico.

Todos los cambios en el modelo llevan aparejado un mayor consumo eléctrico. Además la base USB que se emplea para alimentar el micro PC es ahora de tipo C, cada vez más presente en todos los dispositivos móviles, por lo que es una actualización lógica. Los cargadores del móvil ‘normales’ (típicamente con 2 A * 5 V) que valían para los modelos anteriores, dan ahora continuos avisos de voltaje bajo. Se requiere usar un cargador de 3 A * 5 V, o sea de 15 W, que se puede conseguir incluido en el kit ‘todo en uno’ con que se comercializa la placa base y la nueva caja (no vale la anterior caja del modelo 3B), o bien buscando en la tienda modelos de cargador tipo C con los 3 A de salida * 5 V que se requieren.

Este mayor consumo eléctrico se nota también en una mayor necesidad de disipación de calor. También se pueden conseguir unos pequeños disipadores metálicos, incluidos en el kit ‘todo en uno’. En ese mismo kit se añade un mini ventilador, para acoplarlo a la tapa de la caja, que yo no he usado porque había comentarios de que era algo ruidoso, y porque he visto que basta con los disipadores y mantener la caja sin tapar para que la temperatura sea asumible, en usos de aplicaciones de escritorio. Valoro más el silencio de usar la Raspi ‘fanless’, (sin ventilador).

Si no has comprado el ya mencionado kit, la instalación del sistema operativo se puede hacer usando un programa, llamado imager, que se descarga en la parte de la página oficial de la Raspberry Pi dedicada al software. Para ello te hará falta una tarjeta micro SD de, como mínimo 16 Gb, mejor 32 o 64 Gb, que se convertirá en el ‘disco duro’ del micro PC. El sistema ‘normal’ de escritorio, que es el que yo he instalado, es el Raspberry Pi OS, que es un Linux Debian adaptado al hardware de la Raspi. He notado que el sistema actual es más estable que el de hace unos años, porque incluso cortando la corriente (por error) no se ha corrompido y ha aguantado sin fallo. Pero ya sabéis que no hay que tentar la suerte y es conveniente desconectar la Raspy apagándola, con la secuencia completa de desconexión normal del sistema.
Cualquiera que no haya usado Linux tiene la oportunidad de comprobar que ahora es un sistema de escritorio bastante amigable y completo, sin tantos requerimientos como los sistemas ‘de pago’, totalmente adaptable a las necesidades de cada cual, que es perfectamente legal copiarlo y compartirlo y por el que no hay que pagar nada. Con miles y miles de aplicaciones que cumplen todas las necesidades de un estudiante o un profesional de cualquier disciplina científica que desee tener un ordenador de bajo coste, totalmente operativo. No echaremos de menos el manejo de documentos de texto o de cálculo con LibreOffice, o de internet con el navegador Chromium, o las aplicaciones de manejo de ficheros multimedia.

Naturalmente, los ficheros generados en otros sistemas como Windows o Android se pueden abrir y tratar en Raspberry Pi OS sin dificultad, incluso leerlos de un disco formateado con NTFS (normal en Windows para discos de gran capacidad) y seguir procesándose con las aplicaciones preinstaladas o añadidas. Se pueden tener infinidad de aplicaciones de enseñanza desde la Astronomía (Mi favorito es Stellarium), a la Química, pasando por las Matemáticas. O emplear programas de entretenimiento (películas, música con VLC), puesto que son las aplicaciones más usuales. También hay innumerables juegos de ordenador, estos más semejantes a los ‘vintage’, pero cada vez más completos.

En resumen: A esta Raspberry Pi le veo tres aplicaciones:
- Estamos frente un pequeño e ingenioso micro-ordenador de escritorio, capaz de hacer funcionar a una velocidad aceptable los programas que ya conocemos, a un precio ridículamente bajo, empleando y reutilizando además recursos con los que ya contamos en casa.
- Es un magnífica opción como ordenador educativo para hacer que los niños y jóvenes tengan su primer contacto con la informática de sistemas, como parte de su formación o de su tiempo libre.
- Su tamaño, conectividad y capacidad permiten realizar montajes automatizados en los que el ordenador tenga que ser realmente pequeño, y de un consumo limitado, sin prescindir de una capacidad suficiente. Este modelo, con las prestaciones que exhibe, está preparado para servir de núcleo de aplicaciones de Internet de las Cosas (IoT).