Azul turquesa, terapia instantánea
Algo de cierto hay en la cromoterapia, aunque solo sea que los colores ‘frios’ calman y equilibran y los ‘cálidos’ irritan y bloquean.
Talasoterapia o la curación por medio del mar. Quizá tenga algo más que ver el color del mar en la curación, que las propias olas, el barro, el sol y demás inconvenientes.

Porque el mar tiene un color azul turquesa en aguas poco profundas, es por lo que tanto calma. En cambio el azul de aguas abismales más bien inquieta y mantiene alerta. La transición de uno a otro es lo que define si la travesía es de proximidad, a tierra segura, donde no cubre, o a lejanos mares de aventura, en donde acechan simas inexploradas y criaturas desconocidas.

Curioso el mar, como pista de transporte a cualquier dirección. Ya Machado aseguró «caminante, no hay camino, sino estelas en la mar«. Pero eso es sinónimo de muchos grados de libertad: unos 360 º. La libertad como patria.

Contemplar el mar azul relaja, del mismo modo que contemplar el fuego rojo, aun el de la chimenea, y sus sucedáneos, excita. Son sus respectivos colores, como los del atardecer, la causa.

Añádele al mar el viento refrescante, que ulula. Las olas haciendo que las rocas, pulidas por el roce, tengan una prole de cantos rodados, en medio del estruendo de una respiración rítmica, contínuo ir y venir sin prisa.

Mar, viento y olas como altavoces de ruido blanco, aleatorio, absorbente del pensamiento racional, de la preocupación y de la culpa. Pero sobre todo, el azul infinito del mar, el mayor bosque del sistema solar, si se admite como bosque las miriadas de algas microscópicas y de las otras, que nos dan gratis el oxígeno, en un boca a boca sin medida, para que podamos respirar, y para que nos atrevamos a volar.

Ese azul intenso, exagerado, un poco fanfarrón, presuntuoso, sabedor del atractivo que tiene sobre los humanos y al mismo tiempo gratuito. Es el que el planeta Tierra exhibe, orgulloso en la colectiviadad solar, como muy acertadamente observó Sagan, el de «Cosmos«, al referirse a nuestra nave espacial Tierra como «un punto azul pálido«, que se veía así desde más allá de Neptuno, a 40 unidades astronómicas.

El azul trasciende la faceta óptica para ser el argumento y título del disco mítico «Kind of blue» del gran maestro del jazz modal, Miles Davis. Las escalas musicales evocan un concepto cromático, el de los colores compatibles con una gama en una paleta de pintor. Los colores, por su parte, crean formas, como en Cézanne. Crean emociones como en Klimt. Crean estados de ánimo y niveles de felicidad como en Van Gogh o Sorolla. Los colores cuentan historias, como en Hopper.
