¿Puede la Regla de las Fases predecir el futuro político?
Una conocida ley física que atañe a las mezclas y aleaciones podría dar pistas de si prevalecerá o no el bipartidismo, (opcionalmente el tripartidismo) o si se puede alterar la carga fiscal sin que se pierda la estabilidad.

Esta ley, que viene reflejada en la bibliografía como «Regla de las fases de Gibbs», se emplea para conocer en qué estado físico encontraremos un compuesto en unas condiciones de presión y temperatura, o cuántas clases distintas de ‘cristales’ se formarán en el interior de una aleación, en función de las concentraciones relativas de sus componentes y de su método de elaboración. Su uso es muy común en metalurgia, pues permite producir metales con propiedades muy distintas partiendo de componentes muy comunes. Por tanto, todo lo que diga aplicado a la política, es una elucubración. Sin embargo las aleaciones están formadas por multitudes de átomos y las sociedades están formadas por multitudes de personas. Podría ser que un gran número de ‘elementos’ tuviera comportamientos semejantes de alguna forma.
La ley dice que «El número de Fases más Libertades es igual a número de Componentes más dos». Expresado en modo de fórmula sería:
F+L = C+2
La analogía es considerar como C el número de ‘clases sociales’ existentes, que tienen algún ‘valor relevante’ en caso de una votación. Mi opinión al respecto es que en España tenemos 2: trabajadores (de la ciudad, de la industria y del campo) y clases medias. También tenemos ricos pero son un número significativamente irrelevante como votantes (o quizá si que sean relevantes en número, según qué consideremos ‘ricos’ y entonces tendríamos 3 clases).
La F de la fórmula, considero que juega el papel de los ‘partidos políticos’, ya que son las diversas formas en que ‘cristaliza’ la acción política organizada.
La L, por analogía a lo que en Química-Física hacen los valores de las presiones y temperaturas en la fórmula original, serían en este modelo, el número de ‘variables sociales’ importantes, como podrían, ser por ejemplo, la presión fiscal, o los recursos dedicados a las prestaciones sociales, etc., que los gobiernos, o la demografía, podrían hacer variar simultáneamente sin que se perdiera estabilidad.
Si por ejemplo C fuera 2 y F fuera también 2, posiblemente ello daría como resultado que la sociedad resistiría una variación en 2 de estos parámetros (2+L = 2+2, de donde L = 2), variaciones producidas como resultado de un gran debate o por una ley polémica, sin ‘romperse’ ni cambiar su ‘estado’. Lo mismo ocurriría si C fuera 3 y F fuera 3: es decir, con 3 clases sociales habría lugar para 3 partidos y bastantes opciones de Libertades (concretamente en ambos casos 2, en los términos definidos arriba).
Ya solo con eso tendríamos que, si consideramos que en España C=2, el número de Fases (más Libertades) máximo estable sería 4. Comprobamos que, en efecto, tuvimos 4 partidos nacionales con valor significativo en las pasadas elecciones: PP, C’s, PSOE, Podemos. La aparición de un 5º partido, ha de ser a costa de la pérdida de significación de alguno de los que fueron relevantes anteriormente (Vox es el más nuevo y eso significa que algo le va a pasar a alguno o algunos de los otros existentes anteriormente, salvo que podamos considerar C=3, en que cabrían los 5 partidos pero en una situación muy inestable, sin ningún grado de Libertad para que puedan haber cambios sin que se demembre el conjunto).
Si en una situación ya muy inestable hay un gran cambio en la presión social motivado por la irrupción de un hecho o situación molesto para gran parte de la población, el resultado que cabe esperar es que, al actuar esa subida de presión como un aumento en el consumo de Libertades, ello empujará necesariamente a una reducción mayor del número de Fases, F, en este caso de partidos, pues ya no quedan grados de Libertad: Diríamos que «Se producirá una radicalización».
Yo creo que el bipartidismo, o como mucho el tripartidismo, no está acabado en España. Sólo estamos en una situación temporal de cambios. Estos serán imparables hasta que el sistema consiga una nueva estabilidad. Hay bastantes indicios de que la situación estable con dos (o tres) clases de votantes, es la de tener dos (o tres) partidos mayoritarios en una sucesión de alternancia (y en su caso pactos). De esta forma, con un número limitado de partidos ‘de gobierno’, podrían variar, dentro de un margen, cosas como la presión fiscal y las prestaciones sociales, o aparecer en escena una amenaza que haya que superar como nación, sin que se produjera necesariamente un vuelco social. No se trata de lo que yo quiera o no, sino de lo que puede acabar ocurriendo. En países con democracias muy longevas, esta es la situación (USA con 2 partidos, UK con 2 principales).
Para completar el cuadro, hay que pensar que, si aparecen en escena nuevos partidos, es porque los que ya había no satisfacen a las mayorías y la gente busca nuevas formas de hacer política. Eso sería un factor de éxito para los más nuevos y un factor de freno de los más antiguos, a pesar de todos los cambios que puedan hacer para remozar su contenido y sus responsables.
Continuará…
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