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Acerca del conocimiento. ¿Cómo sabes que lo sabes?

En el ‘frontispicio’ de esta página (o sea en ‘!ACERCA DE’), se declara, ni más ni menos que: «ESTE BLOG TRATA DEL CONOCIMIENTO QUE ES PROPIO DE LA VIDA INTELIGENTE«. Aunque parece una afirmación pretenciosa (si no se define primero ‘conocimiento’, ‘vida’ e ‘inteligente’), da la impresión de que TODO en este mundo tiene conocimiento.

De hecho el conocimiento no es patrimonio de ‘nosotros’ los ‘seres inteligentes’. El conocimiento, tal como yo lo veo, está estructurado en varios niveles, de los que solo podemos analizar aquellos que nuestros instrumentos nos permiten y elucubrar sobre la existencia de otros ‘mundos’, aunque sean parte de este.

Representación de Einstein en el Museo de Cera de Madrid.

Vaya por delante que solo ‘recientemente’, en términos de existencia de la Humanidad, hemos descubierto que nuestro ‘mundo’, la Tierra (y los astros que llamamos planetas, satélites, asteroides del Sistema Solar) gira en torno al Sol; que es parte de la Vía Láctea; ésta del Grupo Local; y éste a su vez del Súper-cúmulo de Virgo; etc…, así hasta el Big Bang (suponiendo que haya existido toda la materia y energía junta alguna vez, formando la mayor singularidad imaginable de la que, ¡oh asombroso!, haya podido salir disparada a escape, cosa que no puede hacer desde dentro de un ‘pobre’ agujero negro).

Y que haciendo introspección, sabemos desde la invención de los microscopios y otros instrumentos aun más precisos, que, además de los seres vivos; existen partes de estos, llamadas órganos; formados por células; y en general microorganismos; que incorporan, todos ellos, orgánulos; formados por (macro-) moléculas; éstas formadas de átomos (como también están formados de átomos los metales, las rocas, el agua, todos los demás agregados de materia); y estos, a su vez, de partículas subatómicas; y quien sabe qué hay ‘dentro’ de las partículas subatómicas…

La materia de la que están hechas las cosas (según los griegos clásicos Tierra, Agua, Aire y Fuego (pongamos en su lugar Luz, para ver y calentar las otras tres).

Es fácil imaginar porqué, cuando se habla de ‘comportamiento’, nos solemos referir al de nuestro nivel de percepción primario: el de los seres macroscópicos pluricelulares en su entorno natural sobre la superficie terrícola ‘seca’, en la era geológica actual, en que, a pesar de terremotos y volcanes, estamos gozando de una gran estabilidad, apenas alterada por fenómenos locales transitorios. Esto es extraordinario, ya que viajamos por el espacio montados en una esfera (La Tierra) de más de 6.300 Km de radio, girando a más de 1.600 Km/h (medido en el ecuador), para dar una vuelta al día, que tiene un núcleo de hierro y níquel fundidos y una ‘fina’ capa de 5-6 Km de agua y otra de menos de 100 Km de atmósfera, moviéndose a la bonita velocidad de más de 107.000 Km/h alrededor de una bola de hidrógeno de 1.400.000 Km de diámetro, formando un enorme reactor de fusión (El Sol), que está a 5.500 ºC en su exterior (y a varios millones de grados y de presión inmensa en su interior).

Una faceta del comportamiento y del conocimiento: una pareja perpetuando su día de bodas.

Y en cuanto al ‘conocimiento’ tampoco somos más ‘generosos’ al definir el de otros seres, incluso con nuestros congéneres. Si alguien humano tiene una conducta perturbada o no se entera de su alrededor, decimos que está con el ‘conocimiento alterado’ o ‘sin conocimiento’. Menos mal que admitimos que el conocimiento se acumula, por ejemplo en forma de imágenes. O de números, como son las fechas, o de historias, contando lo que sucedió o que imaginamos o calculamos que puede suceder. Para acumularse, el conocimiento, forma estructuras. De hecho las estructuras pueden definirse como conocimiento y diseño, desde las estructuras atómicas que hemos mencionado, pasando por los seres vivos, a las súper-estructuras celestes para las que nosotros somos ajenos.

Seres ‘inteligentes’ y sus ‘locos cacharros’.

Es decir: Hay ‘ahí fuera’ una realidad riquísima en niveles y matices de formas de organización y conocimiento que básicamente ignoramos (y que ello también nos ignora a nosotros en justa correspondencia) y no le prestamos (ni nos presta) atención.

Pero, ¿cómo explicamos que un grano de arena ‘sabe’ que tiene que caer ‘hacia abajo’ (eso si no lo mueve el viento)?. Y ¿cómo saben sus átomos constituyentes de qué forma concreta situarse para crear su estructura microscópica, con frecuencia formada por bellas formas cristalinas? Ah! vale, porque hay unas entidades que se llaman ‘campos’ (como el campo gravitatorio), que si hay una partícula material, hacen que se mueva hacia el punto de menor energía potencial. Oh!, bueno, es que está la fuerza electromagnética que explica los enlaces químicos. Conforme. Sabemos qué ocurre, pero ¿Qué son en realidad los campos y las fuerzas? Tomamos nota de que todas las partículas de la materia son obedientes y actúan según les ‘mandan’ los respectivos campos, de los cuales ‘tienen conocimiento’. Además lo hacen de forma automática, sin ‘rebeliones’ de ninguna clase. Luego, hay un nivel de CONOCIMIENTO y de conducta DE LA MATERIA, por el hecho de existir, o dicho de otra manera: por diseño, implícito en cada átomo.

Existen muchos mundos ‘ahí fuera’.

Si explotamos el modelo, lo mismo ocurre a nivel de LAS ESTRUCTURAS CÓSMICAS: La Tierra y los astros conocen y obedecen ciegamente la gravedad y otras reglas físicas, sin discutir un ápice y siguen sus dictados ‘eternamente’, o por lo menos ‘por los siglos de los siglos’ (Per omnia saecula saeculorum).

¿Estaríamos dispuestos a admitir lo mismo de LOS ÓRGANOS DE NUESTRO CUERPO, que funcionan autónomamente, y de LOS ORGÁNULOS de los microorganismos y células, que obedecerían ‘la ley natural’ que les atañe, también ‘a pies juntillas’? ¡Sin duda! ¿Cuándo uno de vuestros órganos os pide permiso para cumplir su misión?

¿Y ‘NOSOTROS’? (ahí quería llegar). ¿cuán autónoma y libre es NUESTRA CONDUCTA? ¿Qué tiene de particular nuestro CONOCIMIENTO? Entendido como ‘ser humano inteligente’.

Comportamiento grupal

Bueno, es claro que el comportamiento humano no se puede deducir ‘solo‘ del de su materia constituyente, ni de sus distintos componentes químicos, células, órganos, etc. EL COMPORTAMIENTO A NIVEL HUMANO RESPONDE A PRINCIPIOS Y ESTÍMULOS ESPECÍFICOS que son distintos de los de sus componentes, y el comportamiento de un ser humano (o de un conjunto de ellos, por separado) tampoco explica el de sus agrupaciones (Sociedades, partidos, naciones…). Un conjunto de personas no se comporta como un cierto número de ellas que no formen grupo, ni el conocimiento de sus miembros es tampoco el conocimiento del grupo. Tampoco está claro que si en niveles ‘superiores’ (por tamaño) de la materia y en niveles ‘inferiores’ (por minúsculos), las cosas suceden ‘automáticamente’, solo perturbadas por la aleatoriedad de los sucesos, ‘nosotros’, los humanos, tengamos la exclusividad del libre albedrío y libertad de acción en nuestro nivel de conducta.

Sería muy notorio que solo en el nivel de organización correspondiente a los que es un ser humano, el comportamiento fuera totalmente consciente y voluntario. Yo más bien creo que lo que pasa es que no conocemos todas las reglas ni todas las circunstancias. Es tan grande nuestro nivel de complejidad, que no hay manera de decidir cuál sera nuestra conducta ‘a priori’ (de antemano). A eso se llama determinismo, pero impredictibilidad.

Conclusión personal. Lo único que nos distingue realmente como especie, no es el conocimiento, que, como hemos visto, está muy repartido. Lo que de veras nos distingue es NUESTRO CONJUNTO DE CREENCIAS, más extendido de lo que muchos se atreven a confesar. Incluso mueve a turismo de masas, o a peregrinaciones históricas, caminos incluidos. Pero esto será objeto de otra entrada en el blog.

Burgos, desde el Castillo. En primer plano San Esteban, y, detrás a la derecha, la Catedral.

Continuará…

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