La conciencia del enjambre
¿Y si lo que hemos llamado conciencia colectiva, sin darle mucha credibilidad, fuera en realidad la única clase de conciencia (con muchas variantes)? Como mínimo los enjambres y ecosistemas desarrollan un cierto nivel de conciencia. ¿Dónde está el enjambre en los seres independientes y ‘complejos’?.
La mente
Libros como el de Roger Penrose «La nueva mente del emperador» son al mismo tiempo esclarecedores por cuanto profundizan en los temas relativos a naturaleza de la conciencia y opacos en el sentido de que no hay una respuesta concluyente a la pregunta de si una inteligencia artificial podrá tener algún día conciencia de su existencia y actuar con criterio propio y libre albedrío. Yo creo que deliberadamente pone en el turno del lector la ocasión de dar la respuesta que cada uno pueda destrabar después de conocer ‘los hechos’. De textos producidos por físicos-filósofos, científicos de vocación, ganadores merecidos de premios Nobel, no podíamos esperar menos.
Fractales: la muñeca rusa emergente
Con otros grandes autores como Prigogine explicando que del caos se forman ‘estructuras‘, o Gell-Mann introduciéndonos en la verdadera naturaleza de la complejidad, aprendemos que lo que parece un mundo ‘desordenado’ es en realidad bastante más rico en relaciones y contenidos de información de lo que podíamos pensar. Ampliemos el grupo con Mandelbrot, que nos viene a decir que las formas que vemos en la naturaleza contienen a su vez nuevas formas que albergan otras formas, todas ellas bellas y sorprendentes, a modo de una gran muñeca rusa (fractales). Aunque nos faltaría algo si no mencionamos también a Stuart Kauffman contándonos que la agregación de unidades de un tipo de seres puede dar como resultado comportamientos ‘emergentes‘ que según él no responderían a leyes físicas, pero que yo creo que quedaría mejor explicado si simplemente decimos que lo que no funciona es el reduccionismo, de intentar comprender el comportamiento del conjunto como suma del comportamiento de sus partes y que cada nivel de agregación tiene sus propias reglas o leyes. La gracia es ser capaces de descubrir esas leyes que para algunos ámbitos aun no conocemos..

El enjambre de abejas
Si tienes la mala ocurrencia o la poca fortuna de matar o intimidar a una abeja en la proximidad de su panal, puede que te encuentres con la desagradable sorpresa de que las hermanas de la desgraciada te han puesto en su lista negra y te atacan como si fueran un solo organismo y como si les hubieras amenazado a todas.
La multitud enfurecida o simplemente enaltecida
En una revuelta popular, los actores o miembros beligerantes pueden exhibir comportamientos que exceden del grado de atrevimiento individual, actuando al unísono, incluso sin ponerse previamente de acuerdo concreto sobre cómo actuar, haciendo de hecho cosas que en solitario no harían. No solo en caso de ‘guerra’ o confrontación por la vida o la integridad de la masa, sino en los campos o estadios de deporte de competición, e incluso en los conciertos, y, aunque menos por lo somnífero que pueden llegar a ser, en los mítines políticos. En este último caso, si hay cerca otro mitin de grupos opuestos, se pueden prever posibles reacciones colectivas violentas.
El sistema inmunológico
Recientemente leí un libro sobre inmunología: Philipp Dettmer – Inmune. Magnífico ejemplo de como lo más complejo puede divulgarse de forma comprensible para los humanos. Una idea inquietante es que las células del sistema inmunológico, funcionando con una organización y eficacia admirable, son bastante inconscientes de lo que hacen, pero actúan en conjunto como un sistema perfectamente ajustado para la misión encomendada de mantenernos con vida ante invasiones continuas de todo tipo de ‘otros’. Para lograr este resultado el sistema inmunológico hace que sus componentes celulares ‘adaptativos’ pasen por ciclos de mejora hasta que logran el ‘camino’ correcto para elaborar los anticuerpos necesarios específicamente para un determinado enemigo (que en este contexto se llama antígeno).

¿Donde está el paralelismo? Mi hipótesis.
Mi hipótesis es que desde luego que hay paralelismo: todo lo que ‘funciona’ con un comportamiento inteligente lo hace como un enjambre y pasa por ciclos de aprendizaje que consisten en reforzar las opciones que obtienen éxito y bloqueaar las que no llevan a resultados. ¿Y nosotros, seres pluricelulares con el, supuestamente, más sofisticado órgano cognitivo de nuestro universo conocido, qué tenemos que ver con esto? Para empezar, ¿acaso es poco enjambre el conjunto de células que forman nuestro cuerpo? ¿No es aun más enjambre si sumamos las poblaciones de microbiota que llevamos con nosotros , eso si, con contrato de simbiosis?
No solo somos un enjambre, sino que cada uno de nosotros somos una gran colonia con un número mucho mayor de elementos que el número de individuos humanos que hay en todo el planeta Tierra. Si hay algo que nos incomoda, por ejemplo, un pinchazo en un pulgar, las células de nuestro sentido del tacto llevan el estímulo a los nervios que conectan en el cerebro, con millones de células que forman el enjambre que decide en nuestro cuerpo y se origina una reacción de rechazo o de enfrentamiento al estímulo de todo el conjunto de nuestro ser, con una coherencia de acción más potente aun que la del enjambre de las abejas.
Ahora viene lo difícil
¿Cómo probaríamos que la inteligencia no está en unidades individuales, sino en el conjunto? En el enjambre de abejas probablemente son ferormonas las que han marcado al asesino de una de ellas en el mismo escenario del ‘crimen’, como también sirven las ferormonas a las hormigas (otras sociedades tipo enjambre) para indicar donde está la fuente de comida. En la multitud son los cánticos o el discurso los ‘indicadores’ o señales que enaltecen, pero es la sensación de que están atacando a ‘uno de nosotros’ lo que más hace enfurecer a la masa. En el sistema inmunológico es de nuevo la química, con sus citoquinas lo que indica el camino hacia el lugar donde está la lucha contra el enemigo.
En nuestro caso, como seres conscientes, son las cadenas de conexión de axones con dendritas de las neuronas de nuestro sistema nervioso los que establecen los caminos lógicos del conocimiento que consiste en la ‘biblioteca‘ de cómo interactuar con cada estímulo. Como esos caminos llevan tiempo para crearse y para consolidarse, se necesitan muchos juegos y tiempo proporcional a la complejidad del comportamiento humano para que funcionen de forma racional. Siempre puede ocurrir que haya otro camino distinto para lograr un resultado. En eso consiste la creatividad, en la capacidad de inventar una nueva ruta. Al fin y al cabo inteligencia (del latín eligere inter) es una cualidad que permite elegir la mejor opción entre las oportunidades disponibles.

Naturaleza de la conciencia
La conciencia de un grupo es el resultado operativo de la interacción de una red de elementos individuales, tal que cada uno de ellos está dotado con una limitada capacidad de estimulo y reacción pero que acúan como un todo. En el caso de los seres sociales la conciencia está pues en el conjunto que llamamos enjambre: hormiguero, avispero, panal…(y porqué no, también bosque o colonia, que organiza su ecosistema para el conjunto de sus componentes, en caso de plantas y de agrupaciones mixtas de diversos organismos).
La conciencia en el caso de animales individuales surge por medio de la interacción mediante una red neuronal de células nerviosas en la que, como ocurre con los componentes del enjambre, cada una de ellas tiene limitada capacidad de estímulo y reacción. Así el paso de un comportamiento elemental, automático a un comportamiento inteligente y consciente comporta la interacción en el tiempo de un conjunto grande de elementos, creando vías correctas de responder globalmente a distintos estímulos, por medio de juegos, al principio aleatorios y luego orientados a fines concretos. Estos juegos incluyen la identificación del conjunto que forma nuestros cuerpos como un todo en diversas situaciones experimentales en las que hay que ‘decidir‘ entre distintas opciones aquellas que benefician al conjunto del cuerpo, para mantenerlo funcionando correctamente y fomentan poco a poco una determinada personalidad. De ahí la enorme importancia del juego, de la constante interacción en la escuela, en la universidad y en el ambiente laboral, para crear la inteligencia operativa e incluso la personalidad propia.
Corolarios
- Sólo se aprende lo que se juega. Los juegos, al principio aleatorios o caóticos conducen a las mejores soluciones, que acaban consolidándose como válidas, con sus reglas del juego propias.
- Un sólo elemento no es inteligente: un ordenador solo ejecuta algoritmos y es absolutamente idiota. Un solo elemento, funciona de forma bastante determinista y limitada.
- El elemento inteligente consiste en establecer la red de relaciones entre una cadena de elementos que llevan a soluciones materiales o lógicas que funcionan, entre las múltiples posibilidades. En química cuántica hay algo parecido (teoría de la resonancia): si para pasar de un inicio a un resultado de reacción hay algunos pasos que son comunes a varios mecanismos, o si una configuración puede obtenerse de varias formas, tiene una mayor probabilidad de participar en el resultado.
- ¡Cuidado con la red! La red puede llegar a tener conciencia de si misma.
- Aplicaciones como Google Maps son inteligentes y deciden cuál es el camino más breve, empleando para ello un cúmulo de datos ‘idiotas’ transmitidos en red por los propios teléfonos de los conductores. Esa red, que es inteligente, es un enjambre espontáneo. Quizá pueda empezar a tener conciencia e intereses propios (no los de sus programadores).
- No le pongamos piernas a la red. Que se quede en un segundo plano. Tampoco es bueno confiar demasiado. Mantengamos nuestro sentido de la orientación activo, aunque usemos para ciertos casos, como circular en un lugar desconocido, la utilidad que proporciona la red.

NOTA: estos contenidos pueden alterar tu estado de conciencia. No se admiten reclamaciones. Si has llegado hasta aquí, ya debes tener claro que como ser inteligente que eres, tienes la responsabilidad de decidir por ti mismo. No olvides que debes proteger a los miembros de tu enjambre interior simbiótico, luchar por tu supervivencia… Continuará.