Punto de fuga
¿Quién no ha sentido alguna vez la necesidad imperiosa de superar una realidad agobiante? ¿Qué es lo que dispara la acción a seguir? ¿Y qué inspira la trayectoria a dónde lleva finalmente el escape y la liberación?
Según nos explica Wikipedia: Un punto de fuga, en un sistema de proyección cónica, es el lugar geométrico en el cual convergen las proyecciones de las rectas paralelas a una dirección dada en el espacio, no paralelas al plano de proyección. Es un punto impropio, situado en el infinito.
Y de pronto, despertamos
El nivel de ansiedad y de agobio sube a veces hasta hacerse insufrible. En un momento dado se nos presenta una imagen, viva o mental que, sin saber muy bien porqué, inspira y sirve para tomar conciencia, a modo de metáfora o de disparadero para cambiar. La vida es una carrera de superación. Las paralelas del camino que seguimos las vemos estrecharse a lo lejos en su punto de fuga, señalando el destino actual, hacia el que nos dirigimos. Si no es ese el destino que buscamos habrá que apuntar las aspiraciones hacia otro punto de fuga, o sea elegir otro camino.
Algunas imágenes y perspectivas
La perspectiva de una calle, un pasadizo o un andén invitan a tomar una ruta o iniciar la marcha. Un tren que sale o llega en la estación tiene un objetivo y sigue un programa. Un puente que une nuestros futuros pasos con los pasados hay que cruzarlo si no queremos seguir en la misma situación. Un globo que se eleva desde la mano de un niño hacia el cielo, se eleva porque sigue sus propias leyes. El curso o flujo de un río que va a la inmensidad del mar, o la amplitud del propio mar, nunca son el mismo río ni el mismo mar. Un túnel que se traga los vehículos uno tras otro en medio de la calle, hace algo que parece imposible. Un reloj nos indica que ya es la hora, que no cabe más demora. Un tronco de árbol parece hacernos el signo de la victoria, como si finalmente hoy se fueran a cumplir los deseos.
Reflexiones sobre lo que es y lo que no
Ese peatón que, inútil y absurdamente (ya se que ‘se está estirando’), se diría que pretende mover la pared, empujándola, nunca habrá realizado un trabajo (ya que trabajo es igual al producto del esfuerzo por el desplazamiento, y aunque hace un esfuerzo, nunca cambiará un milímetro el obstáculo que empuja). Vemos los libros ordenados en la biblioteca, se diría que por alguna inteligencia superior (aquí el esfuerzo si que ha dado resultado). Esa mujer que parece que será devorada sin piedad por las palomas que la rodean (sólo que no son carnívoras). No puedo cambiar las hora en que llegan la noche o el día, pues llegan cuando lo manda el Sol y yo no tengo medios para hacer nada al respecto (como tampoco puedo cambiar mi pasado). Los penitentes de Semana Santa: hacen un gran esfuerzo y producen movimiento en la procesión, pero generalmente con el mismo punto inicial y final.
Señales y estímulos
Gente llegando o saliendo con prisa, subiendo o bajando escaleras o haciendo interminables colas de espera, que dan a entender que aquel esfuerzo vale la pena. La amistad, representada por el rotundo carajillo festivo compartiendo un rato con compañeros. Atención a las sombras cómplices o enemigas. Ver las puertas desde o hacia la luz o al final del túnel en que estamos.
Todo puede transformarse, no sabemos porqué, en señales que indican cuándo hay que explorar ya sin demora unas posibles vías de escape con destino a ese necesario punto de fuga: por ejemplo algo hace que se dispare la autosuperación, el desarrollo personal que nos llevará a la consecución de nuestros objetivos vitales por encima de las limitaciones actuales de nuestro entorno y las provocadas por nuestras pasadas experiencias. Aunque ya sepamos que nunca se alcanzarán del todo nuestros objetivos porque ese destino puede que esté en el infinito, como nos enseña la Geometría. Se trata de despegar de la realidad que nos impide volar (en sentido figurado).
Galería




























































Conclusión
El disparadero para empezar esa marcha de superación desde nuestra situación, que está pendiente, puede ser cualquier estímulo inesperado que nos salga al paso o que logremos imaginar. Visualizar una perspectiva o un signo que parece que nos indica que ya es la hora, o que hay otras salidas, a mejor, aún no exploradas. Esa gota que colma el vaso, que nos manda comenzar el cambio cualitativo, típico de cuando se alcanza un determinado nivel cuantitativo de malestar, de «esto ya no lo aguanto». La buena noticia es que:
CUANDO SE ESTÁ 'ABAJO', EN EL HOYO, TODOS LOS CAMINOS SON PARA IR HACIA 'ARRIBA'.